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Es tanto el desorden del sistema carcelario en nuestro país que hasta una unidad policial se usa como prisión. En este caso, según dicen, es donde están los más peligrosos. Intentamos conocer por dentro, pero "por seguridad" no nos permitieron, lo que nos deja dudas de que algo quieren esconder. No obstante, ñeêmbeguépe algunos comentaron que, adentro, se practican los mismos vicios de otras cárceles.
La Agrupación Especializada o Ex Guardia de Seguridad tiene ese ambiente gris donde se respira un aire pesado y triste que sabe a pasado tenebroso. Allí están restos de muchos paraguayos martirizados por sus sueños de justicia y libertad. En algunas de sus oscuras celdas estuvo el preso político más antiguo de la dictadura, Napoleón Ortigoza, así como otras víctimas del régimen de Alfredo Stroessner.
La dictadura terminó en el 89 y el lugar pasó a ser sede de la Agrupación Especializada, unidad integrante del Grupo de Apoyo Táctico de la Policía Nacional. No obstante, su doble condición de sede policial y prisión no cambió hasta hoy. Así que dentro de nuestra recorrida por las cárceles llegamos hasta su sede en el barrio Tacumbú para conocer cómo conviven los que tienen la misión de perseguir a los que viven al margen de la ley, y los que tienen como modo de vida la delincuencia.
No fue fácil acceder a los datos y mucho menos conocer cómo son las celdas, y todavía menos, hablar con los internos. Apenas supimos que son "más o menos" 150, entre ex policías, narcotraficantes, secuestradores, magnicidas y otros que por algún motivo, atendible o no, consiguieron la orden judicial para guardar reclusión en ese lugar.
El jefe de la unidad, Diosnel Ferreira, no sabía con exactitud cuántos son condenados, pero con ayuda de un interno calcularon que sería como 30 por ciento de la población total.
Desde afuera se puede ver que viven mejor que en otras prisiones. Por ejemplo, los que están en los pabellones A, B, C y D ocupan el edificio construido para albergue de los policías. Cada celda, con aire acondicionado y baño privado, alberga a uno o dos internos.
Pero los presos no solo duermen en las camas destinadas para los uniformados sino, además, se alimentan de la misma olla, lo que, según denuncian en voz baja, produce roncha en el cuerpo policial.
Fotos: Fernando Romero y Heber Carballo