Paraguay, mantenido como mendigo sentado sobre un cajón de oro

La piedra angular de la política económica del flamante presidente electo del Paraguay, Horacio Cartes, elegido democráticamente por un amplio margen del voto popular, pasa inexorablemente por una negociación con Brasil y Argentina para conseguir mejores condiciones que las que viene soportando nuestro país en Itaipú y Yacyretá desde hace cuarenta años. Cartes tiene todo el derecho y la legitimidad para romper esa barrera de pusilanimidad que, a pesar del ingente valor de su energía hidroeléctrica, hasta hoy injustamente condena al Paraguay a mantenerse como un mendigo sentado sobre un cajón de oro, y dirigirse a sus pares de los dos grandes países vecinos para decirles con franqueza que necesitamos un nuevo trato.

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Aunque el presidente electo Horacio Cartes ha evitado adelantar opinión alguna acerca de la injusta expoliación de que nuestro país es víctima en Itaipú y Yacyretá, sí ha puesto énfasis en su promesa de utilizar la energía hidroeléctrica que legítimamente nos pertenece para impulsar el desarrollo del país hasta el máximo nivel posible, a fin de que el Estado genere las condiciones destinadas a mejorar la calidad de vida de los paraguayos, y disminuir así la brecha de la desigualdad y la pobreza que agobia a casi la mitad de los habitantes del país. En tal sentido, en la actualidad, la ventaja comparativa más atrayente que sin ninguna duda ofrece el Paraguay a la inversión extranjera directa es la abundante disposición de energía eléctrica limpia y segura proveniente de las usinas binacionales compartidas con Brasil y Argentina.

En consecuencia, la piedra angular de la política económica del flamante presidente de la República del Paraguay, elegido democráticamente por un amplio margen del voto popular, pasa inexorablemente por una negociación con Brasil y Argentina para conseguir mejores condiciones que las que viene soportando nuestro país en Itaipú y Yacyretá desde hace cuarenta años. Como lo señala el conocido economista de enorme prestigio internacional Jeffrey Sachs, gran parte del futuro del Paraguay depende de una visión correcta de la problemática inherente a la explotación de las gigantescas usinas binacionales compartidas con Brasil y Argentina.

“Es algo demasiado grande para barrerlo debajo de la alfombra. Por lo tanto, el nuevo gobierno no puede meramente decir: no queremos problemas con nuestro vecino, nos gusta nuestro vecino, mejor no reabrir viejas disputas. No creo que esa sea una posición adecuada para el Paraguay, porque el monto del dinero en juego y de la deuda asentada en los libros es sencillamente demasiado grande para el país. Simplemente dejar las cosas como están y esperar hasta el 2023 sería, en mi opinión, un gran error del Paraguay”, expresó.

En su contexto, la apreciación profesional del doctor Sachs coincide plenamente con la percepción intuitiva que la mayoría de los paraguayos y las paraguayas tuvo siempre acerca de la inicua explotación de que nuestro país es víctima en Itaipú y Yacyretá. Esto impide que los beneficios de la más importante fuente de recursos naturales de que dispone nuestro país lleguen al pueblo paraguayo, por lo que el nuevo gobierno, lo antes posible, debe negociar con Brasil y Argentina dos asuntos clave: la revisión del historial de la deuda incurrida para la construcción de la represa y la libre disponibilidad de la mitad de la energía eléctrica producida que corresponde al Paraguay. Resulta indignante que pese a los constantes reclamos de la población, durante casi medio siglo ningún gobernante paraguayo haya tenido la visión y el coraje de plantear con firmeza a ambos socios el fin de esta miserable explotación colonialista mediante un transparente examen de los términos de los leoninos Tratados.

La frustración ciudadana deviene de la percepción que tiene el pueblo de que a la luz de un análisis transparente, va a resultar que el Paraguay ya pagó con creces la parte de la deuda que le corresponde por la construcción de las usinas binacionales, y de que si en los libros de Itaipú y Yacyretá aún figura como deudor, es porque nuestro país no ha recibido el trato que debería haber recibido por la venta de su energía eléctrica, o que ha sido sometido a tasas de interés extorsivas.

Brasil y Argentina no debieran cerrarse a negociar con Paraguay una revisión de los Tratados. Ellos mismos han pasado por experiencias similares no hace mucho tiempo, cuando se dirigieron a sus acreedores reclamando un nuevo trato ante la imposibilidad de honrar puntualmente sus compromisos. Como era de esperar, recibieron respuesta negativa. Pero insistieron, invocando razones de Estado, hasta obtener la renegociación de sus abultadas deudas externas. ¿Por qué nosotros los paraguayos no podríamos exigirles lo que ellos exigieron a otros y les fue concedido? Astutamente, el cuco con que siempre Itamaraty corrió a nuestros timoratos gobernantes fue el volátil principio de que los acuerdos deben ser cumplidos a rajatabla.

El presidente electo Horacio Cartes tiene todo el derecho y la legitimidad para romper esa barrera de pusilanimidad que, a pesar del ingente valor de su energía hidroeléctrica, hasta hoy injustamente condena al Paraguay a mantenerse como un mendigo sentado sobre un cajón de oro, y dirigirse a sus pares de Brasil y Argentina para decirles con franqueza que necesitamos un nuevo trato.

El destino geopolítico nos colocó al lado de un gigante que abarca casi medio continente, y cuya economía es una de las mayores del mundo. Para ellos, el beneficio obtenido indebidamente a expensas del Paraguay en Itaipú es importante, pero para nosotros es una fortuna capaz de resolver los acuciantes problemas económicos y sociales que afligen a nuestra nación, como el combate a la pobreza, educación, salud e infraestructura, entre otros. Uno de los indicadores más dramáticos del perjuicio que el escamoteo de nuestra riqueza en Itaipú nos causa es que, poseyendo tanta energía eléctrica, no tenemos la infraestructura para utilizarla y, consecuentemente, sufrimos las secuelas del mal servicio que presta la ANDE por falta de recursos, pasando en la oscuridad muchas noches.

Ahora que el señor Horacio Cartes es el nuevo presidente constitucional de la República del Paraguay, responsable del destino de la nación durante los próximos cinco años, como ciudadanos nos asiste el deber y el derecho de recordarle que la suerte de nuestro país se juega en Itaipú y Yacyretá.

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