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Paraguay fue víctima propiciatoria de las “amarras ideológicas” tendidas en el ámbito del Mercosur por los presidentes Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina; Dilma Rousseff, de Brasil, y José “Pepe” Mujica, de Uruguay, quienes lo sometieron a una ilegal y humillante suspensión como miembro pleno del bloque económico regional en 2012, aprovechando como excusa la destitución, vía juicio político, del entonces presidente Fernando Lugo, para luego meter por la ventana a Venezuela en el bloque.
Desafortunadamente, el nuevo presidente del Paraguay, Horacio Cartes, inclinó la cerviz ante la “condición de hierro” que le impusiera la presidenta Rousseff y consiguió una mayoría de parlamentarios inescrupulosos para que votara a favor de la convalidación del ingreso irregular del país caribeño al Mercosur, asestando así el tiro de gracia a la pisoteada dignidad de nuestra nación.
Para reivindicar la humillación sufrida a manos de la Triple Alianza como continuación de su guerra de antaño, esta vez con recursos ideológicos, el Gobierno paraguayo tiene hoy la oportunidad de tirar la primera piedra contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, quien asumirá mañana un nuevo periodo ilegítimo de mandato, rompiendo las relaciones diplomáticas con su infausto régimen, tal como se han propuesto los Gobiernos de los demás países que integran el Grupo de Lima, con excepción de México, en su tercera reunión celebrada en Toronto, Canadá.
En la ocasión, la canciller canadiense, quien presidió la sesión inaugural, Chrystia Freeland, manifestó: “El Gobierno de Venezuela ha elegido el camino de la dictadura en medio de una corrupción institucional, unas rampantes e ilegítimas tácticas electorales que le han permitido una sostenida restricción de las libertades civiles que ha silenciado a una mayoría de voces venezolanas. No podemos permitir que continúen en este camino”.
Cabe señalar que el Grupo de Lima está conformado por 12 países americanos: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú. Precisamente, el canciller de este último país, Néstor Popolizio, informó el pasado lunes 7 que Perú ha decidido prohibir el ingreso al país del dictador de Venezuela y el de integrantes de la cúpula de su Gobierno, así como sus transferencias bancarias, en cumplimiento del acuerdo alcanzado en la reunión del grupo en Canadá.
El canciller peruano reiteró que el principal mensaje del Grupo de Lima fue desconocer el nuevo mandato de Maduro, respaldar a la Asamblea Nacional elegida en 2015, controlada por la oposición y declarada en desacato por el máximo tribunal de justicia venezolano, y pide al mandatario entregar el poder a dicha asamblea. Textualmente, la declaración del Grupo de Lima insta a Maduro “a no asumir la presidencia y a que respete las atribuciones de la Asamblea Nacional, y le transfiera en forma provisional el poder ejecutivo hasta que se realicen nuevas elecciones presidenciales democráticas”.
Como acostumbra, la reacción de la dictadura venezolana fue acusar al grupo de “alentar” un golpe de Estado con el apoyo de Washington.
Al respecto, el ministro de Relaciones Exteriores en ejercicio de nuestro país, Hugo Saguier Caballero, sostuvo que todos los países que conforman el grupo se han puesto de acuerdo para no reconocer el nuevo mandato (2019-2025) que Maduro se propone iniciar este 10 de enero. Indicó que el Gobierno nacional tomará una decisión en el momento en que el caradura mandamás venezolano reasuma su cuestionado nuevo mandato. “Podríamos romper relaciones con Venezuela”, expresó el canciller subrogante.
En otro momento, Saguier señaló: “Ya no hay condiciones de diálogo posible con Maduro, lo cual algunos países venían pidiendo. Cada país va a tomar la decisión que mejor le parezca y siguiendo su política exterior”. Agregó que Paraguay tiene muy poco comercio con Venezuela, excepto el petróleo, de mala experiencia últimamente. “Nosotros tenemos como norte pelear por el principio de la defensa de la democracia”, afirmó.
Bien haría, pues, el Gobierno paraguayo si –tan pronto asuma Maduro su mandato trucho– el canciller nacional anunciara la ruptura de las relaciones con el régimen dictatorial que mantiene aherrojado al pueblo venezolano, haciéndole padecer una tragedia humanitaria sin precedentes, con el exilio masivo de ciudadanos, decenas de presos políticos y una hambruna inexplicable en un país rico en recursos naturales y humanos.
América Latina debe desterrar definitivamente de su suelo las dictaduras, para lo cual se deben aplicar con firmeza las cláusulas de defensa de la democracia que tienen organismos tales como la OEA y el Mercosur, expulsando de su seno a Gobiernos que han pisoteado la democracia y los derechos humanos. El Paraguay, que conoce con creces lo que es vivir bajo un régimen como el de Maduro, debe adoptar, a través de su diplomacia, una firme actitud, liderando los esfuerzos tendientes a fortalecer las libertades, la justicia y los derechos humanos, que son los caminos idóneos para alcanzar la prosperidad de nuestros pueblos.