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La intendenta de Ciudad del Este, Sandra McLeod de Zacarías, cometió la estupidez de declarar asueto el viernes 13 de mayo, para que “toda la ciudadanía” pudiera asistir a los actos oficiales y al desfile programados con motivo del inminente aniversario de la independencia nacional. Como resultado, una gran parte de la ciudadanía fue de compras a Foz de Yguazú, mientras los comerciantes locales se veían obligados a cerrar sus puertas, so pena de ser multados.
A la jefa comunal no le convencieron los argumentos expuestos por el Centro de Importadores del Paraguay al solicitar la revocación de la absurda medida, tomada en el marco de una recesión económica que conlleva una mengua de las importaciones y de las exportaciones: no le importó que el arbitrario asueto provocara una merma de la recaudación fiscal y municipal, ni que los jornaleros perdieran su ingreso diario. Lo único que le interesó fue inducir a la población a concurrir a unas ceremonias organizadas por ella, que podían haberse realizado el sábado 14 o el domingo 15 de mayo, días feriados oficiales.
Al Poder Ejecutivo no se le ocurrió adelantarlos al jueves y al viernes para que los paraguayos pudieran recordar a los Próceres de Mayo con la holganza, adornada con marchas y discursos. Pero la intendenta de una ciudad fronteriza, que vive del comercio internacional, creyó necesario que los vecinos descansaran hasta las 15:00, para que se sienta acompañada presidiendo desde el palco de honor ciertas manifestaciones de supuesto patriotismo. No le bastó con que durante años los alumnos del Centro Educativo Municipal cantaran un himno para su mayor gloria: ahora obligó incluso a la Corte Suprema de Justicia a extender los vencimientos de los plazos procesales en Ciudad del Este hasta el 16 de mayo. O sea que a las multimillonarias pérdidas económicas derivadas del colosal disparate habrá que sumar el retardo de la administración de justicia. La jefa comunal –partidaria del Presidente de la República– debió haber tomado nota de los fundamentos del reciente veto a un proyecto de ley que declaró día feriado el 4 de julio, aniversario de la segunda batalla de Nanawa. Por lo visto, ignora que la mejor manera de honrar a los héroes de la patria es trabajando y dejando trabajar.
Es claro que Sandra McLeod de Zacarías no se hará cargo de los severos perjuicios causados solo para que los festejos programados por ella sean todo un éxito. Las consecuencias de su tremenda insensatez fueron soportadas, entre otros, por los comerciantes, por los consumidores y por los empleados de los bancos y de los centros de compra. También serán afectadas las arcas fiscales y municipales. Quienes se habrán quedado muy contentos son los vendedores de Foz de Yguazú, que acaso desearán que la intendenta siga demostrando su patriotismo o, mejor dicho, su egolatría, disponiendo más asuetos en recordación anticipada de otros momentos significativos de la historia del Paraguay, de la cristiandad o del movimiento obrero, cuando el calendario diga que caen un fin de semana.
Los trabajadores de Ciudad del Este nada tienen que agradecerle a esta intendenta necia, ni mucho menos los Próceres de Mayo, de cuya gesta se sirvió para fomentar el culto a la personalidad, en un día laborable en todo el resto del país. La población debe anotarlo para pasarle la cuenta cuando corresponda.