Usuarios cuestionan falta de obras que eliminaron del proyecto original

Carencias de pasos peatonales, bicisendas y rampas para personas con discapacidad son algunas de las falencias del superviaducto “Rodrigo Quintana” con las que el ciudadano tropieza a diario. Algunas de estas obras estaban incluidas en el proyecto original, modificado llamativamente por el MOPC, sin dar mayores explicaciones. Improvisadas pasarelas son instaladas actualmente, pero no representan una solución, dicen usuarios.

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La semana pasada obreros empezaron a montar las pasarelas para peatones, ubicadas a ambos lados del túnel, pero los ciudadanos no se mostraron convencidos de la “solución” optada por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), alegando que ellas no impiden que el peatón tenga contacto con las avenidas y que la franja no garantiza la seguridad, ante la velocidad con la que circulan los automóviles.

Ayer transeúntes volvieron a decir a ABC que estas pasarelas no son suficientes, debido a que solo son dos en toda la extensión de la avenida y que no existen otras a lo largo de la misma, mientras que el peligro es para toda la zona de la megaobra. Insistieron en que la mejor opción habría sido la construcción de una pasarela que pase encima de la avenida.

Ciclistas que circulan por el lugar diariamente expresan su descontento por la inexistencia de bicisendas y que hasta el momento no se haya informado acerca de su posible construcción. “Nosotros cruzamos todos los días por acá; yo incluso voy a mi trabajo en bicicleta, y el peligro es constante. Las personas se van concienciando y respetando cada vez más a los ciclistas y es una pena que no se haya previsto un espacio para nosotros”, señaló uno de ellos.

Nuestro diario habló también ayer con una persona con discapacidad visual, José Feliciano Morales Estigarribia, cuando intentaba cruzar la avenida rumbo a la parada, donde esperaría el ómnibus que lo lleve hasta Luque. En compañía de su hijo, caminó pacientemente hasta la zona más segura para llegar a la otra acera.

El compatriota lamentó que en una megaobra como la del superviaducto no se haya previsto la seguridad de los peatones, especialmente de aquellos con alguna dificultad física, que hace aún más difícil transitar la zona.

“Es una falencia grave, una pena que no hayan tenido en cuenta a los peatones y más a las personas con discapacidad, como la visual. Nosotros necesitamos llegar a un punto seguro, no hay rampas, no hay garantías. Son como tres cuadras las que debemos caminar para retomar y llegar a la parada de colectivo”, manifestó Morales.

“Generalmente pedimos ayuda a personas de buena voluntad que nos ayuden a cruzar, pero en este caso para ellas también es complicado”, agregó haciendo alusión a los peligros del superviaducto.

Durante nuestro recorrido también fuimos testigos de situaciones que pudieron haber derivado en accidentes automovilísticos por falta de señalizaciones, pero fueron evitados por la rápida maniobra de los conductores.

Constructora es investigada

De acuerdo con los datos oficiales, la construcción del superviaducto estuvo a cargo de la empresa española Isolux Corsán, por G. 124.210 millones, cuya licitación fue adjudicada en el año 2015 por el MOPC, en medio de críticas. Hoy la firma y hasta el titular de la cartera, Ramón Jiménez Gaona, están en la mira de la prensa internacional, por aparecer en investigaciones judiciales de España.

El MOPC había informado en marzo pasado, tras denuncias sobre presuntas irregularidades, que las variaciones en el diseño original del proyecto fueron realizadas para corregir “deficiencias y defectos”. Esto representó un 4,37% de aumento en el precio.

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