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El profesional alertó que cualquier aumento afecta por “cascada” a los salarios consecutivamente más altos de las empresas. “Es decir, si aumenta el mínimo de G. 1,8 millones a G. 2 millones, por ejemplo, los que ganaban en ese momento G. 2 millones empezaran a exigir aumentos también de sus salarios y así sucesivamente. Esto evidentemente produce un aumento de los costos fijos de las empresas privadas y consecuentemente pérdida de productividad”, afirmó.
En cuanto a la política salarial establecida, dijo que la inflación promedio de los últimos siete años en Paraguay “ha sido bastante baja y estable”, del orden del 4,1% promedio, con excepción del 2010, que fue de 7,9%, y del 2009 (una fuerte recesión que provocó una caída de los precios como está sucediendo también ahora) que fue del 1,9%.
“La historia económica es rica en contarnos que procesos de indexación de los precios (el salario es un precio por el trabajo) a la inflación han sido particularmente peligrosos, dado que todo queda atado al aumento de la inflación”, expresó Saguier.
Recordó que recientemente y hasta hoy Argentina (con una historia inflacionaria “fructífera”) tiene “cláusulas de indexación” de los alquileres por ejemplo, a la inflación. Comentó que este sistema de indexación de los precios de la economía a la inflación hace que la misma perdure en el tiempo y que los Bancos Centrales no puedan corregir rápidamente la inflación cuando esta alcanza niveles altos.
Añadió que, por ejemplo, si la inflación de Paraguay llegase en algún momento al 10% o 20%, y suponiendo que ya se ha “cambiado” el sistema de reajuste salarial, y los salarios se ajustan semestralmente cuando llega la inflación al 4% o 5%, entonces automáticamente los salarios subirán en un 10% o 20%, y los empresarios remarcarán todos sus precios en un porcentaje similar, para no perder competitividad.
“Lo que se debería buscar es que más personas entren dentro del sistema formal, para lo cual hay que bajar sustancialmente el costo de ser formales”, dijo.