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Esto descarta totalmente lo vaticinado por el gobierno de Cartes, que nos aseguraba mejores precios para convencernos de que “es buen negocio de que Petropar ingrese al rubro del gas”.
El citado proyecto fue presentado el año pasado al Congreso y está a punto de convertirse en ley, y busca atarnos a Bolivia durante 20 años, en la provisión de GLP, con los riesgos que ello implica.
Si el principal responsable de la petrolera estatal boliviana asegura que “no se habló de precio del gas con Paraguay”, cómo es posible que el ministro de Industria y Comercio, Gustavo Leite, haya asegurado que con este acuerdo “las amas de casas tendrán gas más barato”. Fue incluso mucho más al expresar que una garrafa puede venderse solo a G. 50.000, mientras que los privados venden “entre G. 60.000 y G. 90.000”. Esto demuestra claramente que mintió a la población para defender el ingreso de Petropar en el rubro gas. Leite fue acérrimo defensor del extitular de Petropar Rómulo Alfredo Campos Krauer, removido por el propio presidente Cartes, por el intento de sobrefacturación de US$ 5 millones, en la compra de garrafas. Petropar prevé gastar US$ 40 millones para operar en el rubro del gas, del que ya fracasó en el pasado.