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Según los exponentes del evento, con esas dinámicas y los casos prácticos, los niños captan mejor los conceptos sobre el valor del dinero y cómo funciona el circuito financiero y económico.
Los resultados en el aprendizaje son “altamente positivos” en comparación con los de la metodología tradicional.
Jerónimo Grabina, de la oficina de planeamiento de la Presidencia de la República del Uruguay, resaltó que con este sistema los niños se sienten motivados a aprender, ya que el juego les divierte y, además, sus conocimientos lo transmiten a los demás integrantes de su casa, por lo que se da un efecto multiplicador.
Por su parte, Mónica Figueroa, del Ministerio de Educación de Colombia, comentó la experiencia colombiana y cómo el método interactivo ayudó a fijar los conceptos más rápidamente entre los más jóvenes.
Entre tanto, Carlos Knapss, del Banco Central del Paraguay, comentó que las experiencias que compartieron los diferentes exponentes de la banca de América Latina pueden aplicarse muy bien en nuestro país. En ese sentido, señaló que los programas de educación financiera que deseen implementar deberán pasar necesariamente un proceso de adaptación a las costumbres del país y a su lenguaje.
Acotó que hasta hoy los logros en educación financiera en nuestro país han sido posibles mediante esfuerzos conjuntos de entes públicos y privados en lo concerniente a recursos humanos y técnicos. Se refería a fundaciones y a intermediarias bancarias y financieras que solventaron los programas. Hasta el momento, no hay rubros presupuestados para la educación financiera por parte del Estado.
Carlos Knapss dirige actualmente la comisión interinstitucional de Inclusión financiera, que está compuesto por el BCP, el Instituto Nacional de Cooperativismo (Incoop), la Secretaría Técnica de Planificación (STP) y el Ministerio de Hacienda.