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Más de 40 años de conflicto, que incluye atropellos de todo tipo a familias campesinas, secuestros y torturas, casos de homicidios sin resolver hasta el presente, incluyendo el asesinato de un intendente municipal, la pérdida de unas 2.000 hectáreas de importante reserva forestal y la participación de jueces venales, de policías y funcionarios públicos. Así se resume la historia de Laterza Cue, que todavía sigue generando serios incidentes entre colonos, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) y la supuesta actual propietaria, la firma Bioenergy SA que, sin embargo, ostentaría un título falso, según la denuncia formulada por Mario Roberto Laterza, hijo de Mario Laterza y Silvia Memco de Laterza, originales dueños de las 3.000 hectáreas hoy en disputa.
La denuncia
De acuerdo con el relato de Mario Laterza (hijo), las 3.000 hectáreas (Finca 69) fueron adquiridas por su madre Silvana Memco de Laterza de la firma La Italo Paraguaya SA en el año 1970. Posteriormente aparece en escena el griego Euthymios Ioannidis, quien tenía entonces otra empresa: La Greco Paraguaya SA, con tierras colindantes. Hacia mediados de los 80, siempre según Mario Laterza (hijo), comenzó una persecución contra su padre Mario Laterza (ya fallecido), quien fue acusado incluso, junto a toda su familia, de ser comunistas por la policía estronista. Mario Laterza (padre) fue secuestrado y torturado para ceder a las intenciones de Ioannidis quien, no obstante, no pudo quedarse con las tierras, ya que estaban a nombre de Silvana Memco, ciudadana italiana, que debió recurrir a la Embajada de su país para pedir auxilio.
Frustrada la usurpación a través de la violencia, Ioannidis no cesó en su intento de despojo y montó, junto con el ciudadano brasileño José Dias Filho una demanda de usucapión. Supuestamente la demanda fue aceptada y tuvo una sentencia definitiva N° 182, del 18 de diciembre de 1992, firmada por el juez Hugo Alberto Hermosilla.
De esta forma, las tierras fueron tituladas a nombre de José Dias Filho, quien luego vende la propiedad a la firma ARCADIA SA (de Ioannidis), que a su vez transfiere a la empresa SANTA BASILICA SRL (también ligada al griego), para finalmente transferirla Bioenergy Corporation SA.
El gran detalle es que la firma del juez Hermosilla en la SD N° 182 es falsa, según declaró ante escribanía el mismo magistrado. De esta forma, los títulos de Bioenergy SA tienen un origen falso que ahora es reclamado por los Laterza.