La Armada construye una base sin ningún valor estratégico ni operativo

MAYOR GARDEL, Boquerón. La Armada Paraguaya está construyendo un resguardo naval en Pedro P. Peña, en medio de un monte. Por su ubicación, no cumple ni tiene valor estratégico, tampoco sirve como mecanismo de control porque ni siquiera tiene vías de comunicación. Para colmo, Pedro P. Peña está bajo agua tres meses al año.

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La Armada Paraguaya está construyendo un resguardo naval a orillas del Pilcomayo, en la localidad de Pedro P. Peña, departamento de Boquerón.

El proyecto está muy avanzado, casi en etapa de terminación. La obra fue levantada sobre “pilotes” (construcción de dos plantas, con dependencias arriba) para enfrentar las crecidas ciclícas del Pilcomayo.

En nuestro artículo de ayer, titulado “Pilcomayo convirtió a Pedro P. Peña en poblado ‘tragado’ por el bosque” describimos las condiciones en que se encuentra esta localidad.

El río arrasó con el lugar y ya no quedó población ni viviendas en el sitio. Toda el área ocupada antiguamente por la población y la edificación militar desaparecieron por completo.

Cada año, una serie de cañadas conectan con el Pilcomayo y las aguas del río cubren el sector a lo largo de tres meses, como mínimo.

¿Tiene sentido gastar dinero en un proyecto sin valor estratégico ni funcionalidad?

El resguardo naval que la Armada está construyendo no cumplirá ninguna función, es un gasto innecesario de dinero y ni siquiera se consideraron elementos básicos de estrategia militar para montar este puesto.

En lugar de fortalecer Pozo Hondo...

Pedro P. Peña cuenta con apenas una picada para llegar hasta la misión católica San Agustín, distante ocho kilómetros de la ribera del río. Del lado argentino, cruzando el Pilcomayo, no hay nada, salvo un desierto y montes de palobobo.

No hay tráfico, no hay comunicación, está aislada y tampoco tiene a quién observar del otro lado de la frontera.

Se está invirtiendo más de 1.500 millones de guaraníes en una obra que no cumplirá ninguna finalidad.
Este dinero se podría haber utilizado en forma más inteligente en la base naval de Pozo Hondo, fortaleciendo la infraestructura allí disponible.

La base naval es el paño de lágrimas de la población civil de Pozo Hondo y se podría haber proyectado una obra que tengan un impacto positivo en los habitantes del poblado.

En cambio, se esta levantando una construcción en medio de nada, sin utilidad alguna aparente.

En medio del monte

Pedro P. Peña quedó convertida en un monte a partir del ingreso del Pilcomayo. Cada año las aguas del río toman el lugar y un espeso bosque ya reemplazado el paso de las personas.

Tres cañadas rodean el lugar y por cada una de ellas ingresan las aguas cuando se desbordan, permaneciendo un promedio de tres meses en el sitio.

Este lapso es suficiente para que arbustos y árboles se reproduzcan con rapidez, sin control alguno.

Entre la ribera, donde se levanta el nuevo resguardo naval, y la misión San Agustín hay un trecho de ocho kilómetros aproximadamente. Esta picada es uno de los conductores de aguas. Estamos hablando de 1,5 metros de profundidad en época de crecida.

Si tres meses va a estar inoperativa la base, aunque tengan deslizadoras, ¿para qué construir en un sitio con estas características?

La racionalidad en la administración de los fondos públicos tendría que ser prioridad, y obviamente no siempre sucede de esta manera.

La construcción que lleva adelante la Armada Paraguaya no hace otra cosa sino demostrar que poco importa el buen uso del dinero que pertenece a la nación.

Para justificar pueden decir que recuperarán el lugar, pero hay una realidad que no se puede desconocer: cada año el río ocupa exactamente el mismo sitio.

PROXIMA NOTA: Pozo Hondo, salir adelante trabajando duro

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