Estudio muestra que pobreza extrema del país es solo 7,2%

La pobreza extrema en el Paraguay es de solo 7,2% utilizando el sistema de cálculo del Banco Mundial y no del 19,4% como estimaba la Dirección de Estadística y Censos en el 2010 con base en otra metodología, según un estudio realizado por Wagner Enis Weber, investigador y presidente de Braspar Centro Empresarial Paraguay-Brasil, máster en administración y negocios por la Fundación Getulio Vargas y autor de varios libros sobre el Paraguay. El profesional cree que se comparan “ajos con manzanas” cuando se miran los datos de pobreza de Paraguay, Argentina y Brasil. Asegura que la pobreza total del país se redujo en 39% , con un fuerte crecimiento de la clase media, en tanto la pobreza extrema cayó 54% entre el 2002 y 2010. Aquí les presentamos la primera entrega de este trabajo.

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Mucho se viene hablando de pobreza en Paraguay, tomándose por base datos estadísticos de la DGEEC (Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos). Para ver si los datos de la Dirección de Estadísticas corresponden a la realidad, utilizaremos los últimos indicadores del Banco Mundial sobre evolución de la pobreza y clase media en América Latina, juntamente con el estudio de la Universidad Vanderbilt de EE.UU., que ha probado la relación directa entre posesión de bienes durables y pobreza.

El primero es el más reciente estudio sobre pobreza del Banco Mundial, que utiliza el criterio de ingreso por PPP (poder de compra comparado) para todos los países.

1) En Paraguay, mientras la pobreza total (personas que ganan hasta US$ 4,00 diarios) se redujo en 39%, la clase media subió 73%, en el período 2002-2010, siendo que la pobreza extrema (personas que ganan hasta US$ 1,25 por día) se redujo en 54%, pasando de 15,8% en 2002 a 7,2% en 2010, casi el mismo índice de Brasil, que llegó a 6,7%.

2) La relación clase media/pobreza aumentó de 0,28 en 2002 a 0,8 en 2010. Fue la más alta evolución entre estos países. Para cada pobre, había 0,8 personas en clase media en 2010 (ver cuadro “Relación entre clase media y pobreza”).

Si la pobreza se redujo y la clase media aumentó, como lógica, la posesión de bienes durables o duraderos por las familias tiene que reflejar la mejoría, de acuerdo al estudio sobre relación bienes durables/pobreza realizado por la afamada Universidad Vanderbilt de EE.UU., con apoyo de USAID y LAPOP. (ver detalles de la comparación Brasil, Paraguay, Venezuela y Uruguay en la infografía).

Es importante notar que la calidad de vida material de Paraguay es similar a la de Brasil e incluso Venezuela, incluso con una proporción de habitantes rurales mucho más alta que los otros países. Es importante también destacar que Paraguay no cuenta con un programa tan agresivo de redistribución de ingresos como estos tres países, Uruguay, Brasil y Venezuela (ver cuadro comparativo de posesión de bienes durables y equipos de comunicación entre Paraguay y Venezuela).

La tabla mencionada también demuestra otro hecho importante: la reducción de la pobreza en Paraguay es sostenible, pues se hizo a través de la mejoría de los ingresos familiares por trabajo, mientras que en Venezuela y Brasil la reducción es circunstancial, pues depende de la capacidad del Estado en distribuir ingresos. En Venezuela, incluso es peor, pues el precio del petróleo depende de la economía internacional, lo que significa que los venezolanos dependen de factores exógenos, exclusivamente.

Los datos de la Dirección de Censos y la pobreza

El lector se estará preguntando sobre los datos de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos del Paraguay respecto a la pobreza extrema.

Hay tres razones básicas del porqué la metodología de la DGEEC trae resultados tan distintos entre el Banco Mundial y la Metodología de la Universidad de Vanderbilt.

1) Desde la década pasada, expertos como Marcos Robles, del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), vienen proponiendo un cambio de metodología de medición de la pobreza a nivel nacional, principalmente en relación a la pobreza extrema, haciéndola no por ingresos, sino por consumo, pues la actualización de las canastas de productos y servicios que se usan para medir la pobreza, se hace a través del IPC (Índice de Precios del Consumidor) del Área Metropolitana de Asunción (AMA) para todo el país, que toma el promedio de un conjunto de marcas, siendo que el consumidor, cuando tiene ingresos más limitados, elige los productos por precio, que normalmente se encuentran por debajo del promedio medido por el IPC.

La diferencia de resultados, utilizando las dos metodologías, se puede apreciar claramente en el cuadro (titulado “Pobreza según ingreso y pobreza según consumo”), que corresponde a un trabajo de la propia Dirección de Estadísticas y Censos del año 2001. Datos de Encuesta Integrada de Hogares (EIH) 1997/8.

2) Otra cuestión que se tiene que aclarar es que, de acuerdo al Censo Agropecuario del 2008, alrededor del 55% de las familias rurales tenían huertas produciendo para autoconsumo, mientras que en el Censo Agropecuario de 1991, solamente 2% lo hacían, pues toda propiedad se usaba para el algodón, lo que significa que el requerimientos financiero para satisfacer las necesidades calóricas y proteicas se redujo entre 1997/8 y 2008, algo que no fue captado por las Encuestas de Hogares de la DGEEC, que trabaja la pobreza extrema sobre la matriz de consumo construida en 1997/8.

Es importante recordar que la pobreza extrema por ingreso disponible como hace la DGEEC se mide a través de la necesidad financiera para consumir una cantidad mínima de alimentos, proteínas y calorías, por día. Cuanto más alimentos se producen en la propia finca, menos es la necesidad financiera de comprarlos afuera.

Entretanto, la DGEEC actualizó la canasta básica de consumo de las familias rurales en más de 262% entre 1997/8, con lo que supuestamente no se redujo la pobreza extrema en las áreas rurales en este período, lo que es desmentido por el aumento de posesión de bienes durables en este período. En 1997/8, por ejemplo, las familias campesinas producían 25% de los alimentos necesarios para satisfacer sus necesidades (ver infografía titulada “Posesión de bienes durables y equipos de comunicación”).

3) La Dirección de Estadística y Censos no incluye la renta imputada de la vivienda propia para determinar el ingreso disponible.

Cuando se hizo la base de cálculo de la pobreza total y extrema en 1997/8, la DGEEC utilizó una metodología común en varios países, imputando a todos los hogares gastos de alquiler (mismo a aquellos que no lo pagan) y de alimentación. A estos gastos se llaman “gastos imputados” de alquiler y alimentación.

A todas las familias que no pagaban alquiler, se les imputó un valor promedio de locación de la región donde vivían, siendo que estos gastos imputados de la vivienda equivalían a 14,9% del total de gastos de una familia. De esta forma, en 1997/8, una persona del área rural necesitaba un ingreso de G. 111.624 para no ser pobre, siendo que G. 16.000 correspondían a gastos imputados de la vivienda. Para no ser indigente, se necesitaban G. 67.211.

La compensación de esta imputación de gastos se haría después, cuando de la sumatoria de los ingresos disponibles, durante las encuestas de hogares, se imputaría como ingreso el mismo valor de G. 16.000 per cápita a las familias que no pagaban alquiler, adicionándose a los ingresos totales de las personas y familias.

Conceptos

En Paraguay la DGEEC utiliza el siguiente concepto para la medición de pobreza: Población pobre a aquel conjunto de personas residentes en hogares cuyo nivel de bienestar (medido a través del ingreso) es inferior al costo de una canasta básica de consumo constituida por el conjunto de bienes y servicios que satisfacen ciertos requerimientos mínimos, tanto alimentarios como no alimentarios, para la sobrevivencia humana. Pobre extremo es cuando su ingreso ni siquiera le permite acceder a la canasta básica de alimentos.

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