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El Parque Nacional Río Negro tiene unas 281.000 hectáreas. Está ubicado dentro de lo que se denomina el Gran Pantanal, compartiendo territorio con Brasil y Bolivia. Es, además, uno de los cuatro parques nacionales que conforman lo que se conoce como Reserva de la Biósfera del Chaco, que tiene una extensión total de 7.400.000 hectáreas y congrega cuatro parques nacionales (con sus reservas privadas) y dos monumentos nacionales.
La Reserva de la Biósfera del Chaco abarca desde humedales hasta bosques xerofíticos del Chaco y está reconocida como tal por el Comité del Hombre y la Biósfera de la Unesco desde 2005.
El pantanal paraguayo tiene, en efecto, su mayor concentración en lo que se conoce como Chaco Húmedo, una vasta región que se beneficia con la humedad del río Paraguay y también el río Negro.
El Parque Nacional Río Negro es poseedor de fauna y flora únicas. Su conservación es fundamental para mantener el equilibrio ecológico de una parte muy importante de la biósfera del Chaco. A pesar de esta serie de puntos a favor que tiene el Parque Nacional, desde el Estado se hace poco o nada por dar protección al lugar. En todo el Parque Nacional no hay un solo guardaparques. Se tiene conocimiento de que existen dos guardaparques para el Parque Nacional Defensores del Chaco, que colinda con el Parque Río Negro. Pero el Defensores del Chaco tiene casi 720.000 hectáreas, que deben ser resguardadas por dos personas.
La Estación Biológica “Los Tres Gigantes” –que se llama así por el oso hormiguero, la nutria gigante y el tatú carreta, tres especies que se encuentran en la zona– está ubicada dentro del Parque Nacional Río Negro. Esta Estación, perteneciente a la organización Guyra Paraguay, tiene tres guarda-reservas.
Son los únicos encargados de dar protección en todo el Parque.
A pesar del difícil acceso hasta el lugar, los cazadores se ingenian para hacerse de las suyas. Dentro de la Estación Biológica, la caza es prácticamente nula, porque se sabe que hay cuidadores; pero en el resto del Parque, cada día se encuentran más rastros y pruebas de animales sacrificados.
Los cazadores llegan desde distintos lugares, aunque también los moradores de la zona así como comunidades indígenas se suman a veces a la caza indiscriminada. Los yaguaretés, venaditos y yacarés son los que están más amenazados por la cacería.
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