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El empresario explicó que se encuentran expectantes al precio que informarán desde la Argentina, la otra proveedora del hidrocarburo a nuestro país, para la fijación del precio de este combustible. De esto dependerá si subirá o no la cotización al público del gas licuado de petróleo (GLP), ya que el producto proveniente de Bolivia se encareció en un US$ 55 por tonelada métrica con relación al mes anterior.
De trasladarse dicho ajuste, representaría una incidencia local en los precios finales de G. 250 por kilo, o G. 2.500 por garrafa de 10 kilos. “Estamos esperando entre hoy y mañana a más tardar la definición desde la Argentina con relación a sus precios para ver qué definir a nivel local, considerando la escalada registrada en Bolivia”, agregó el empresario. No obstante fue enfático al señalar que lo más probable es que no se toque el precio final, debido al masivo ingreso al país del producto de contrabando, ya que si alzan se estaría incentivando también el ingreso ilegal.
Dijo también que la intención de los empresarios del sector es “aguantar hasta donde se pueda, para no ajustar los precios al público, ya que la situación se complicará aún más si subimos los precios”.
50% proviene de Bolivia
El mercado local del gas se encuentra conformado desde este año por la venta del hidrocarburo boliviano, aproximadamente en un 50% del consumo nacional.
El volumen restante proviene de la Argentina, por lo que sería determinante el anuncio que harán los exportadores del vecino país sobre las cotizaciones que entrarán en vigencia ya durante este abril.
Por otro lado, Ortellado apuntó finalmente que llama la atención que a siete días del nuevo mes aún desde el lado argentino no informaron los precios que entrarán a regir durante este mes, por lo que estarán evaluando las cotizaciones que indicarán en breve para considerar la incidencia ya anunciada desde el lado boliviano.
Una garrafa de 10 kilos se ofrece en el mercado a G. 78.000, mientras que el de 13 kilos llega al público a G. 100.000. En nuestro país alrededor del 50% de las familias utiliza este combustible para la cocción de sus alimentos.