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Existe un proceso establecido para la introducción de variedades al país, que en la mayoría de los casos no lo cumplen los productores arroceros, según las informaciones de los fiscalizadores del Senave, dijo Mereles.
“Se trata de un hecho consumado, en gran parte son variedades Irga, metidas desde Río Grande do Sur, Brasil, sin cumplir las normas agronómicas establecidas por la ley del ramo”, acotó.
En cuanto a la soja, informó que con los últimos datos estiman 61% de uso de semillas “caseras” (bolsas blancas), es decir, que no cuentan con la certificación o fiscalización del Senave, con relación a las 3.200.000 hectáreas cultivadas en 2013.
Explicó que muchos agricultores usan variedades protegidas de soja, escudados en el artículo 35, de la Ley de Semillas, 385/94, que permite el uso propio de simientes, siempre y cuando no se comercialice para multiplicación. Informó que dicha excepción de la normativa genera debate y confrontación en el sector. “La Ley de Semillas ya requiere actualización, tanto para las modificaciones genéticas que exigen pagos de royalties como para el uso propio, buscando la justicia para los obtentores y los agricultores, por lo que plantearemos su cambio para el 2015”, anunció.