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–¿Cuál es la asistencia que presta la OMPI al Paraguay?
–La OMPI (Organización Mundial de Propiedad Intelectual) aporta al Paraguay o bien fondos o bien apoyo técnico, a través de sus expertos. También estamos hablando del posible diseño de una estratégica sobre propiedad intelectual (PI) para el Paraguay. Hemos hecho ya 10 a nivel de América Latina. Yo las llamo afectuosamente estrategia por la falta de una mejor definición, y será tal cuando el Gobierno de Paraguay la adopte.
–¿En qué consiste esa estrategia?
–Primero, en la elaboración de un diagnóstico de lo que hay en esta materia en Paraguay, que se hace a través de una recolección de información, un análisis sistemático que da una buena idea del estado en que se encuentra el tema. Luego se valida con la inclusión de todos los sectores vinculados con el mismo, que son muchísimos más de lo que la gente hubiera pensado. Antes, la propiedad intelectual era un tema de abogados, hoy intercepta el medioambiente, a través de las negociaciones sobre el cambio climático y, sobre todo, transferencia de tecnología en ese marco; pero también con seguridad alimentaria, salud, innovación, sin dudas. En casi todas las estrategias de innovación que financia el BID en América Latina estamos ayudando a hacer el componente de propiedad intelectual.
–¿Cuál es la visión que tiene la OMPI de la protección de la PI en Paraguay?
–Nosotros no incluimos países en “listas negras”. La OMPI es Naciones Unidas, y como tal trabajamos con los países y, en realidad, hacemos lo que los países nos piden. No obstante, mi impresión personal es que se ha progresado muchísimo en los últimos años. Aunque no es bueno hacer reconocimientos personales, en el caso paraguayo es muy merecido, dado que desde la llegada de Agustín Saguier (actual director general de Propiedad Intelectual) realmente las cosas han cambiado. Antes no había estabilidad, pasaron varios directores en poco tiempo, nunca pudimos establecer una relación de trabajo ni hacer madurar ningún proyecto, porque se necesitan personas con dedicación, con mística, y lo hemos encontrado. Eso ha hecho que tengamos muchísimos proyectos y que Paraguay se esté ubicando entre las mejores oficinas del América Latina.
–¿Qué hace falta hacer para que el Paraguay mejore su posición en materia de innovación?
–La innovación, generalmente, es un tema que genera un gran consenso, porque se ve que ella es el futuro del país. Es saber y entender cómo se inserta el Paraguay en la economía del conocimiento. China, por ejemplo, sigue copiando, pero también está patentando. Nosotros tenemos más solicitudes de China en los últimos tres años que en los últimos 50 años, y en eso ya superó a Francia y Reino Unidos, y está por ahí cerca de Alemania y Japón. Entonces, uno dice: nosotros estamos en la cola, pero en esto hay que ser constantes, porque lleva su tiempo. Brasil invierte hace 60 años el 1,39% de su Producto Interno Bruto (PIB) en innovación, y eso hoy está comenzando a tener resultados positivos. Me han dicho que, por su lado, el Paraguay invierte el 0,06 de su PIB en este tema, lo cual es muy llamativo, teniendo en cuenta que Uruguay está destinando alrededor del 1%.