Adquisición de buses será otro “clavo” para el Estado, advierten

Mientras el viceministro de Transporte, Agustín Encina, defiende la compra de 2.000 buses que serán explotados por empresas privadas, especialistas, como José T. Rivarola, advierten que la estrategia atacará solo una consecuencia del fracasado modelo vigente. Además, se teme que el MOPC se quede con un “clavo” similar al que le dejaron al BNF los transportistas hace algunos años.

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El viceministro de Transporte, Agustín Encina, defendió la adquisición de 2.000 buses que pretende hacer el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y que posteriormente dará en alquiler a las empresas de transporte, alegando que será la solución definitiva al problema de la masiva circulación de chatarras por la ciudad.

Además dijo que el fideicomiso que se constituirá para asegurar el proyecto y el hecho de que el Estado conservará la propiedad de las unidades garantizarán el éxito del planteamiento, a diferencia del plan que en los años noventa financió el Banco Nacional de Fomento (BNF), que permitió a empresarios del sector comprar buses, por los que hasta hoy deben al banco estatal alrededor de US$ 84 millones.

Aunque no hay una confirmación de parte del MOPC, datos extraoficiales señalan que el crédito que se pretende contraer del Gobierno de Corea será de unos 200 millones de dólares, que terminarán de pagarse en 40 años.

Encina fue más lejos al señalar que incluso teniendo los empresarios una deuda con el Estado –por los buses que alquilarán de este– el costo del pasaje no se verá afectado, debido a la implementación simultánea del “boleto electrónico”.

“Con el boleto electrónico se va a transparentar el conteo de pasajeros y, por ende, se terminará la evasión por parte de los mismos choferes que hoy afecta a los empresarios”, dijo.

No resuelve el problema

José Tomás Rivarola, exasesor de Setama y del Ministerio de Obras Públicas, donde ocupó cargos en el sector transporte, dijo que la iniciativa de acabar con la circulación de buses chatarra es loable, pero no resuelve el problema de fondo.

“Los buses chatarra son una consecuencia de un modelo de gestión del transporte que no funciona, de empresas mal organizadas y poco capitalizadas”, expresó.

“Si a un sistema que es un fracaso yo le pongo una flota nueva, el problema de fondo seguirá estando ahí. No hay capacidad de gestión en la mayoría de las empresas para administrar el sistema y en pocos años tendremos el mismo panorama. El usuario sentirá el cambio un año o un poco más, solo eso”, dijo el exasesor.

Según Rivarola, la flota actual de buses está sobredimensionada y que aún así se brinda un mal servicio a los usuarios del transporte público.

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