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El pacto político entre colorados abdistas, cartistas y liberales llanistas permitió ayer la aprobación del proyecto de ley de reforma impositiva sin admitir cambios que no se hayan acordado entre estos tres sectores, tal como había sucedido a finales de junio en la sesión de la Cámara de Senadores, cuando fue aprobado prácticamente a libro cerrado.
Los diputados ya sancionaron en un 99% la ley del “impuestazo”, como se la conoce comúnmente, por lo que la discusión en el Senado se producirá por la modificación introducida al impuesto selectivo al consumo (ISC), aplicado al tabaco, a las bebidas alcohólicas y azucaradas, a aeronaves y embarcaciones.
A pesar de argumentos
La aceptación por mayoría de votos ocurrió a pesar de los argumentos esgrimidos por las bancadas de los partidos de oposición, como que el país está en una etapa de desaceleración económica, existe una evasión de más del 30% y la economía subterránea representó el año pasado casi 40% del PIB (US$ 11.650 millones).
Además, alegaron que se afectará en realidad a la clase media y sectores más vulnerables con las modificaciones introducidas en el impuesto a la renta empresarial (Resimple) y en el impuesto a la renta personal (IRP), así como también a la industria, al eliminarse la devolución del IVA, como lo señalaron los diferentes oradores: Sebastián Villarejo, Rocío Vallejo, Édgar Acosta, Celeste Amarilla y otros.
En contrapartida, los colorados abdistas y cartistas defendieron el proyecto y centraron sus discursos en que se les cobrará más a los agroexportadores; además desmintieron que la ley vaya contra la clase media y sectores menos favorecidos, según Arnaldo Samaniego, Jazmín Narváez, Basilio Núñez, Justo Zacarías, entre otros.
Lobby en plena sala
El vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, realizó un intenso lobby en la misma sala de sesión de la Cámara Baja, la cual estuvo recorriendo y habló con la mayoría de los legisladores en plena discusión del proyecto, una actitud que para algunos rayaría a ilegal.
La otra nota la dio el diputado colorado Ulises Quintana, quien se reincorporó al Parlamento luego de estar preso y con quien el oficialismo logró un voto más a favor del “impuestazo”.
Tras las discusiones, la Cámara de Diputados aprobó punto por punto la propuesta del Poder Ejecutivo y las modificaciones planteadas por la Comisión de Presupuesto, rechazando cada una de las sugerencias de la oposición, incluyendo la suba del impuesto al tabaco.
En cambio, se aprobó la reducción de las tasas máximas establecidas por el Ejecutivo y el Senado para el tabaco, que baja de 27% a 24%; para las cervezas, de 11% a 10%; para el whisky y otros, de 13% a 12%; para las gaseosas, de 6% a 5%. Además, eliminaron el impuesto a aeronaves y embarcaciones, cuya tasa era del 5%, y estaba destinado a cobrar a la clase más pudiente.
Estas modificaciones fueron planteadas por la bancada cartista (su líder, Horacio Cartes, es propietario de la mayor tabacalera), propuesta que se había efectuado ya en el Senado pero sin éxito.
Eliminaron la devolución del IVA
Los diputados sancionaron la eliminación de la devolución del IVA a la exportación de productos agrícolas en estado natural y la referente a derivados del primer proceso de elaboración o industrialización, que afectará a los procesadores de soja y otros.
También se confirmó el impuesto a la renta personal (IRP) con sus tasas graduales 8%, 9% y 10% de acuerdo a la renta neta y a la declaración por separado de las ganancias de capital y rentas derivadas de los servicios personales. Con esto, según los legisladores, el que pierde igual terminará pagando (aunque esto es negado por Hacienda). Además, se establece el impuesto a los dividendos y a las utilidades (IDU), con tasa del 8% (hoy rige 5%).