Sufrir antes de festejar

Una hora y siete minutos aguantó la resistencia de Tacuary en la Olla. Sasá, en el primer tiro libre que le correspondió rematar, hizo el gol que le permitió respirar al Ciclón. Luego Fabbro hizo el segundo y hubo una esperanzada fiesta en la Olla.

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Tacuary volvió a ser el de siempre y así como le hizo sufrir a Olimpia la fecha anterior, ejecutó un plan similar anoche ante Cerro Porteño, que función a la perfección durante poco más de una hora, en medio de los enormes problemas que halló el Ciclón para encontrar caminos diferentes a los centros reiterados para Sasá y beltrán (Nanni no jugó por lesión), que terminaron casi siempre en las cabezas de Acosta Pera y Viera, un joven cerrista prestado al rival.

Cuando Fossati entendió que era el momento de cambiar, recurrió a Jorge Rojas y el panorama comenzó a variar, porque logró abrir el juego, desbordar y acelerar, lo que hasta ese momento estaba solo al alcance del “Pájaro” Benítez.

Un tiro libre cerca del borde el área, en el minuto 37 del segundo tiempo cambió la historia del encuentro. Salcedo tomó el balón, creyéndose ya con el derecho de ser el ejecutante, luego de que la misión haya sido de Fabbro o Dos Santos en todo el partido. Su remate, fulminante, encontró un pequeño espacio donde estaba César Benítez, en medio de la barrera de rivales, y al correrse este a un lado pasó el tiro para meterse con fuerza en el arco de Servín.

Explotó la Olla y se encendió de nuevo la ilusión azulgrana con el festejo de un triunfo clave, que se redondeó con un gran gol de Fabbro, alimentado por un desborde electrizante de Rojitas, cuando Tacuary ya estaba fuera de su libreto clásico.

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