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Nacional no perdió fuerzas anímicas ni físicas y salvó anoche con gran victoria ante Olimpia lo que fue la gran frustración reciente en la Copa Libertadores donde perdió la final frente al San Lorenzo argentino.
Fue un compromiso aguardado, por la dimensión que ganó el cuadro albo en la Copa y porque enfrente estaba Olimpia, puntero y con gran arranque en el campeonato.
Pero la expectativa no se tradujo en el juego de emociones que el asistente al estadio esperaba ver.
Fue un primer tiempo casi parejo en el trámite, que no conoció de alguna inquietud trascendente frente a los arcos, excepto una clara llegada de Cristhian Ovelar, cuyo remate fue desviado por Don.
La Academia fue muy apática en ofensiva y no generó mucho, por lo que Gustavo Morínigo rápidamente envió al campo a Brian Montenegro en lugar de Araújo.
Del lado de Olimpia tampoco había mucha efectividad y solo chispazos de tanto en tanto. Un equipo que no entusiasmó fue el del Decano ayer. No estuvo a la altura de lo que representaba ser uno de los líderes del torneo.
Con todo el material humano que dispone Diego Alonso, el equipo debería de tener un repertorio más variado en lo futbolístico.
La segunda etapa no varió mucho en el proceso del fútbol, aunque se percibió una mayor intención de llegar a los arcos, especialmente de parte del Decano.
Un córner ejecutado por Lusardi que conectó de forma brillante Fredy Bareiro marcó la diferencia en el encuentro.
A partir de ahí cambió un poco el libreto. Aceleró más Olimpia, pero se encontró con un equipo que supo cuidar la diferencia.