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De cómodo puntero del campeonato Clausura, Guaraní pasó a una situación de padecimiento, ya que prácticamente agotó el extenso crédito que tenía arriba al término de la primera rueda.
El aborigen lleva cuatro partidos sin poder ganar, mientras que su rival de anoche, Nacional, completó el cuarteto de triunfos consecutivos con el que obtuvo ayer en Dos Bocas. Fue el equipo visitante el que manejó mejor el partido al comienzo. Guaraní mostró desde temprano grietas defensivas que le costaron el gol y luego varias salvadas providenciales de su arco.
Tampoco en ofensiva estuvo atinado el cuadro de Dos Bocas, con un solo delantero, Diego Centurión, apoyado por Orteman, quien gracias a su oficio se erigió en el servidor de pases de gol, que uno a uno fueron desperdiciando Darío Ocampo, Centurión y luego hacia el final, Carlos Hidalgo.
En el primer tiempo fue destacado el trabajo del volante tricolor Marcos Melgarejo. El mismo rebasó como tantas veces la marca de Eduardo Filippini, metió un pase rasante que buscó Ovelar frente al arco ante varios defensores aurinegros y de un rebote la pelota quedó picando frente a Teixeira con el arco a su disposición para rematar y marcar la diferencia a los 4 minutos.
Guaraní tuvo puntos flojos muy notorios, como los de Elvis Marecos, Filippini, Chávez, el nerviosismo de Diego Centurión, lo que conspiró en contra de un mejor aprovechamiento de las jugadas que significaron llegadas al arco contrario.
Un par de acciones que dejaron la impresión de faltas dentro de ambas áreas que pudieron haber sido penales, la polémica decisión de hacer tomar agua cuando el partido estaba arduamente disputado en el primer tiempo, fueron parte de un discreto arbitraje de Antonio Arias.