Capiatá es cosa seria en el torneo desde que tomó la posta de director técnico Gustavo Florentín, quien anoche consiguió al frente de su equipo su cuarto triunfo al hilo y nada menos que frente a su copetudo rival Olimpia.
No se puede hablar de una victoria fortuita, porque el éxito visitante estuvo cimentado con buenos argumentos.
Desde el arco comenzó el soporte “escobero”. Bernardo Medina volvió loco a los olimpistas porque manejó muy bien los tiempos, para demorar las acciones del juego las veces que el balón se encontraba en su poder.
Corrían 9 minutos y tras tiro libre de Mendieta, el esférico cayó al área decana y ahí apareció Rubén Monges para clavar la pelota dentro del arco de Azcona.
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El local salió a buscar el empate, pero con desorden, sin ideas y chocando constantemente contra una defensa muy segura.
Así prácticamente corrieron los cuarenta y cinco minutos, sin que la ofensiva olimpista lleve peligro hasta Medina.
El ingreso de Camacho cambió el panorama en el Decano. Por su lado vinieron las mejores acciones, y tras un córner, Monges tocó el balón con la mano y Ortigoza, de penal, estableció el 1-1.
Insistió Olimpia en el segundo tanto y Capiatá respondía con contragolpes. Se iba el juego con una aparente igualdad, pero un disparo de Quiñónez que iba al arco pegó en el trayecto en Rolón y el esférico descolocó a Azcona, se metió en el arco y enmudeció Para Uno.