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El cambio de timonel, de por sí, no ayudó a Cerro Porteño a levantar cabeza en la Copa Libertadores. Sin fútbol ni amor propio para revertir situaciones adversas o imponerse al rival como dueño de casa, no se puede llegar a grandes objetivos.
El Ciclón perdió su segundo partido como local en el Grupo 6, nuevamente ante un rival de pocos quilates como el Independiente colombiano. Cerro no lee los partidos. Parece que el equipo cerrista no percibe qué cosas le conviene hacer de acuerdo con las características del adversario.
Independiente tuvo problemas en su zona defensiva, que Cerro explotó muy poco. En contrapartida, con la solitaria presencia del habilidoso Wilder Medina, los colombianos crearon zozobra en la zona defensiva azulgrana. Le cuesta a Cerro tener precisión, como la que tuvo Fabbro, tras pase de Bonet, al bajar la pelota con el pecho y rematar cruzado a una esquina para la apertura a los 44’.
El cuadro “cafetero” modificó su esquema en el segundo tiempo, poniendo a otro rápido y habilidoso en ataque, como Jefferson Cuero. Un remate al palo de Óscar Romero hizo rondar el segundo gol para Cerro, poco antes de su salida para el ingreso de su hermano, Ángel, cambios que no funcionaron en el Ciclón. Dos penales dudosos, el segundo incluida expulsión de Martínez, hicieron ganador a Santa Fe, con goles de Omar Pérez.