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En 1936, 23 años después de su constitución, fue refundado con la fusión de dos populosos clubes barriales de Santísima Trinidad: el Itá Ybaté y Flor de Mayo. En su inicio los albiverdes fueron protagonistas de la entonces disidente Liga Centenario.
El nombre de la entidad y los colores de la casaca (albiverde) fueron escogidos como homenaje a los niños mártires de Acosta Ñu, que dieron sus vidas por la patria en la Guerra de la Triple Alianza. El blanco simboliza la pureza y el verde, la esperanza.
El club ñuense se estrenó en la División de Honor en la temporada de 1927, al ganar el torneo de Ascenso de 1926. Sin embargo no pudo aguantar los avatares de la máxima categoría y bajó ese mismo año. Luego de 28 años, en 1954, tuvo de nuevo la oportunidad de ascender al ganar otro campeonato de Ascenso, pero le es negado por la entonces Liga Paraguaya de Fútbol que buscaba disminuir el número de participantes en Primera.
En 1961 fue el club Atlético Tembetary el que impidió el ingreso de los albiverdes al círculo privilegiado, al superarlo en los dos partidos por la promoción.
Y, por fin, en 1963 el club de Santísima Trinidad alcanza de nuevo la máxima categoría, al adjudicarse en forma invicta el torneo de Ascenso luego de superar a Sportivo Luqueño en los partidos por el ascenso.
A su vuelta a Primera, en 1964, Rubio Ñu realizó una espectacular primera rueda, ganándola de punta a punta, pero bajando su producción en la segunda para quedar finalmente en la 5ª posición. Se destacaron esa temporada Jovino Mendoza, Evaristo Heyn, Alberto Jara Saguier y Antonio González, quien fue el goleador de la temporada, con ocho tantos. En esa década también vistieron la casaca albiverde otros futbolistas que marcaron época en el fútbol paraguayo, como Valentín “Pachanga” Mendoza, el arquero Pastor Ortiz, Salvador Cantero, Guido Portillo, Alcides Sosa, Julio “Bocha” Gómez, César Ortiz Aquino (cuando eso era César Chávez), Francisco “Tachuela” Martínez y Andrés Rojas.
En la década de los años 70 brillaron con luz propia Joel Nicanor Cubillas (el hombre récord, con más de 400 partidos disputados), Nelson Egger, Julio César Nicolichia y Roberto Salinas, entre otros. En esa misma época, Pedro Farías, Darío Salomón Espínola y el ya desaparecido Alberto Benítez integraron uno de los mediocampos más talentosos que se conocen en el historial del fútbol paraguayo.
Tuvo un breve retorno a la división de Ascenso en 1972, volviendo al año siguiente a Primera, permaneciendo hasta la temporada de 1980.
Luego de peregrinar por las diferentes divisiones del Ascenso durante largos 28 años, los trinidenses regresaron a la máxima categoría en el 2009, después de ganar el torneo de la Intermedia del 2008, con el gerenciamiento de Carlos “El colorado” Gamarra. El entrenador fue Francisco Arce, el gerente deportivo, Francisco Ferreira y el presidente, Rubén Martín Ruiz Díaz.
Justamente el “Puchi” Ruiz Díaz fue una de las últimas apariciones fulgurantes que produjo las divisiones inferiores del club ñuense. El exarquero fue campeón con la selección paraguaya en el Preolímpico disputado en nuestro país en 1992 y participante de la Olimpiada de Barcelona, del mismo año. Además integró el plantel mundialista en Francia 98. Los últimos destacados de la cantera albiverde fueron Derlis González, Robert Piris da Motta y Francisco Vera. El primero fue transferido al Benfica de Portugal en 5.000.000 de dólares, aunque hoy se encuentra a préstamo en Guaraní.
Rubio Ñu en la actualidad ha crecido a pasos de gigante en el terreno edilicio y esta noche estrenará una nueva gradería que hará que “La Arboleda” tenga capacidad para 8.000 espectadores. Muy pronto el escenario ñuense albergará a partidos nocturnos, pues también esta noche se prenderán las cuatro torres que proveerán luz artificial a la entidad.
lirala@abc.com.py