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El jueves, los jugadores reclamaron el atraso en salario (dos meses) y en premios (triunfo sobre Ríver Plate). El hecho habría colmado la paciencia de “Puchi”, quien tomó la determinación tras la caída del viernes ante Capiatá por 1-0. La medida contra los calificados “cabecillas” afectó hasta al hijo del gerenciador, Carlos Alberto Gamarra.
El entrenador Gregorio Elso Pérez se mostró sorprendido, aunque en ningún momento pensó en renunciar. Los afectados reclamaron que se le haya puesto entre la espada y la pared al utilero (Amado Rojas), a quien se le prohibió que entregue las indumentarias de entrenamiento a los castigados. Si lo hacía, corría el riesgo de quedar sin trabajo.