MEC aplica nuevas metodologías para mejorar sistema educativo

La ministra de Educación y Cultura, Marta Lafuente, aseguró que el MEC ya está aplicando nuevas metodologías de enseñanza y evaluación para mejorar la educación. Por primera vez, el informe PISA vendrá a Paraguay a realizar una evaluación a adolescentes de 15 años. Lafuente dijo que la justicia debe actuar por los desvíos de Fonacide.

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Según datos de la Agenda Educativa 2013-2018 del MEC: en preescolar se llegó al 77% de matriculación; la universalización de la educación básica de primer y segundo ciclo alcanza 90% (en áreas rurales) y 95% (en áreas urbanas); en el tercer ciclo la matriculación llega al 80%, mientras que la educación media se tiene una cobertura del 68%.

Los datos del SNEPE del MEC, de 2010, señalan que los estudiantes del 3º, 6º y 9º grados muestran bajos niveles de desempeño en matemática y lengua. Por su parte, el informe del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo, Terce, afirmó que el 92% de los alumnos paraguayos no aprende ciencias naturales y el 70% de los niños no aprende en las aulas.

Por primera vez, el prestigioso Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Informe PISA) se instalará en Paraguay para conocer el aprendizaje de los estudiantes.

–¿Qué hace el MEC para contrarrestar los resultados del informe Terce?

–Se están buscando y afianzando nuevas metodologías de aprendizaje en el primer ciclo. Se están probando metodologías en matemática y lectura. La política de transformación más importante es la expansión de la educación inicial.

Estamos extendiendo la cobertura en la educación inicial.

–Todavía hay alumnos que estudian bajo un árbol y escuelas que no tienen todos los útiles necesarios para desarrollar el proceso educativo. ¿Hacia dónde se apunta?

–A la inclusión. Ampliar la cobertura de oportunidades desde el inicio y a lo largo de la vida. La educación es un derecho que hay que protegerlo, debe estar a disposición de todas las personas.

En el siglo pasado se estudiaba hacia cierto grado, luego se trabajaba, se esperaban la jubilación y la muerte. Eso ya cambió. Ahora se estudia en todo momento.

–¿Pero qué hacer con los problemas de infraestructura?

–Tenemos 2.000 escuelas en mal estado. El objetivo es mejorar todas las que se puedan mejorar y desarrollar centros completos en donde puedan recibir una mejor educación. El ejemplo que tenemos es la Escuela Santa Lucía de Alto Paraná, que era una escuela pequeña y que ahora tendrá educación técnica.

–¿Se maneja un monto de cuánto se destinará a reparar escuelas?

–Hay déficit en todas las áreas. No hay caminos, no hay rutas, no hay puentes. Siempre se usaron pequeños montos para esto. No solo es un problema de las escuelas.

Nosotros somos la primera gestión gubernamental que identificó cuáles son las escuelas que necesitan refracciones, cuántos son y cuánto dinero necesitan. Tenemos parte de los recursos, pero necesitamos 475 millones de dólares para hacernos cargo del 80% de la infraestructura con problemas.

–Hay denuncias de continuidad del autoritarismo en escuelas y colegios. ¿Esto se debe cambiar?

–A la escuela llegan todos los problemas de la sociedad. El planteamiento de que “cambia la escuela y la sociedad sigue igual” es la expresión de un pensamiento conservador. Estamos planteando que hay un grupo de la sociedad que puede vivir en la trasgresión permanente del derecho de los demás y que la maestra se encargue de transformar eso para el día siguiente.

Podemos educar a los chicos en educación vial, pero también hace falta que se cumplan las leyes de tránsito. Debemos trabajar en ambos aspectos.

Tenemos una sociedad que refuerza la impunidad, que refuerza el autoritarismo y se apega a las viejas prácticas.

–¿Es difícil que la educación revierta eso?

–Es muy difícil que la escuela triunfe en solitario. La educación es tarea de todos. Hay que tener una visión compartida, en una dirección compartida en la construcción de consenso en el blindaje de prioridades en una sociedad.

–¿La educación debe estar en ese blindaje?

–Hay que impactar en el desarrollo de los niños y jóvenes. Hay que equipar a las nuevas generaciones de los saberes y las actitudes para que sean proactivos en la sociedad.

–¿Cómo hacer eso cuando hay desvíos de fondos de Fonacide que debían ir a la educación?

–Los órganos de control deben cumplir su papel. La justicia debe actuar. Están todas las reglas establecidas que deben ser cumplidas. Hay que reclamar cuando corresponde.

También deberíamos leer la ley, porque mucho no se sabe.

–¿Cuál es el mensaje que da el Gobierno con respecto a la educación cuando un ministerio asegura que contratará a ingenieros extranjeros porque no hay recursos humanos aquí?

–No me consta que el Gobierno haya salido a buscar gente de afuera. Tenemos que analizar el modelo de país que teníamos. Participar de la sociedad del conocimiento no se hace de la noche a la mañana.

Tenemos que asegurar una educación de calidad hasta la secundaria. Ningún país salió adelante sin universalizar ni mejorar la educación secundaria. También necesitamos una educación superior que se integre a las preguntas que la sociedad se plantea resolver, no estar divorciada de la realidad.

–¿Cómo viene PISA a nuestro país?

–La política de la evaluación de la calidad es reciente en nuestro país. Estos son tiempos que se miden en procesos que se generan con el tiempo. Es uno de los resultados del sistema democrático.

–¿Durante la dictadura stronista no había índices de evaluación?

–En muchos anuarios estadísticos no aparecían las estadísticas de rendimiento académico. Solo había de acceso y repitencia escolar. En mucho tiempo estuvimos sin datos.

–¿No había mucha investigación al respecto?

–Se hacía muy poco uso. Hoy nos basamos en el diálogo informado o en decisiones basadas en evidencia empírica. Esas son corrientes de políticas nuevas en el sector educativo. Paraguay instala el primer Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo, Snepe, en 1995.

–¿Qué se hizo en ese entonces?

–Se evaluó el rendimiento académico en lengua castellana y matemática del sexto grado, luego hicimos lo mismo con el noveno grado y posteriormente la secundaria. La evaluación de la secundaria dio lugar a la reforma curricular que sigue vigente hasta hoy.

–¿Qué se pudo saber?

–Encontramos que prácticamente había desaparecido el currículum nacional. Cada centro enseñaba el programa que había interpretado y luego desarrollado. Esto fue publicado recién en 2013, aunque fue un trabajo de 2010. La peor práctica es tomar los datos y llevarlos al cajón. Por eso lo divulgamos.

–¿Para qué sirven estas evaluaciones?

–Toma de decisiones curriculares, alinear los textos, formar los maestros, innovaciones en la educación, etc.

–¿Se realizaron mediciones con organismos extranjeros?

–Sí, con el Instituto de Estadística de la Unesco hicimos un estudio en alfabetismo, LAMP, que pocos países tienen. Es una prueba que no se toma en la escuela, sino en la casa. Visitamos 4.500 viviendas. Son competencias para la vida.

–¿Qué se evalúa en ese índice?

–Una prueba clasificada en niveles. Se evalúa la capacidad de manejar una oración simple, luego un párrafo y después la habilidad de interpretar intertextos. La Unesco aún no publicó los resultados.

–¿Pero qué resultado se tuvo? ¿Se puede saber?

–La conclusión fue que es mejor para el rendimiento en la vida de las personas que asistir a la escuela. Mejor todavía si la calidad de la educación es buena. La calidad de vida de la gente tiene una alta relación con su calidad educativa. La diferencia entre una persona que accedió a la universidad y una que no concluyó la primaria es abismal. Otro estudio internacional fue el de educación cívica y ciudadana.

–¿Qué se conoció con este trabajo?

–Un dato muy importante y único de Paraguay es que la institución con mayor confianza para los jóvenes es la escuela y, en segundo lugar, los medios de comunicación. Ambas tienen mucha relevancia y credibilidad para los estudiantes. Los partidos políticos, sin embargo, no ocupan el mejor lugar en la consideración juvenil.

–¿Cómo llegamos a PISA?

–PISA se inicia en los años 90 y presenta su primer informe en 2000. En Paraguay apenas estábamos instalando el sistema de evaluación, por lo que el informe se veía lejos.

Durante la transición del último gobierno (de Federico Franco) trabajamos en un equipo de académicos. En el mismo estábamos representantes del Ministerio de Educación, de la organización Juntos por la Educación y las personas designadas por el gobierno electo (de Horacio Cartes).

–¿Cuál fue el trabajo del grupo?

–Abrimos 12 mesas de distintos temas. Me cupo estar en la mesa de sistemas de información y evaluación. Allí analizamos las líneas prioritarias para este periodo gubernamental (2013-2018).

Sin dudas, la prioridad establecida fue consolidar la información estadística, reimpulsar las políticas nacionales de evaluación e iniciar las gestiones de ingreso de Paraguay a otros sistemas de evaluación internacional.

–Es decir que recién con este gobierno se decidió entrar a PISA.

–Sí, en 2013 realizamos los primeros contactos. Hay que recordar que Paraguay no tiene ninguna relación con la OCDE, lo que dificultaba nuestro ingreso, pero pudimos hacerlo gracias a diversas gestiones de contacto con los responsables.

Entonces tomamos conocimiento de que se comenzará a trabajar en el informe PISA para el Desarrollo, o PISA D, que es una iniciativa nueva que trae consigo innovaciones.

–¿Qué tipo de innovaciones?

–Se adaptarán los instrumentos de medición, se tendrá la posibilidad de evaluar a los jóvenes de 15 años que están fuera del sistema educativo, que es seguimiento de desertores, y el estudio sistemático y exhaustivo del contexto país.

Esto tiene estándares muy exigentes de participación. El proyecto consta también de la creación de una institución nacional de evaluación de la calidad.

–¿Esto es para darles más independencia a las evaluaciones?

–Decidimos sacar la evaluación de la calidad de la gestión interna del MEC y convertirla a un órgano técnico, vinculado a la política pública, articulado con la gestión educativa, pero de carácter externo. Esto para protegerlo de los cambios de gobierno que hay en Paraguay.

–¿Pero será independiente del MEC?

–-Estamos construyendo la institucionalidad ahora. Estamos seguros de que no podemos ser juez y parte de la educación. No podemos gestionar el currículo y después evaluar. En América Latina existen los dos modelos.

–¿En qué fase se encuentra?

–Estamos cerrando un acuerdo, ya que no formamos parte de la OCDE. Este año debemos cerrar el acuerdo y comenzar la instalación del equipo técnico, además de la formación de los integrantes del equipo, que se forma en el terreno.

También debemos adaptar los instrumentos de medición, para lo cual precisamos de tres especialistas en lengua, matemática y ciencias.

–¿Por qué ingresó Paraguay a PISA?

–Para fortalecer la política de evaluación, para observarnos como país respecto a nuestra capacidad para educar a las nuevas generaciones y, fundamentalmente, con el objetivo de mejorar la calidad educativa. PISA no mide el currículum que se enseña sino lo que los estudiantes aprendieron durante los 15 años de educación.

–¿Cuántos adolescentes serán evaluados?

–Unos 8.000, de los cuales 1.800 serán los chicos que no están en la escuela y que se encuentran, por ejemplo, en la cárcel, que no están haciendo la educación secundaria regular sino que se están formando con el programa de educación de jóvenes adultos, que es un programa más flexible.

Psicóloga, consultora y ministra

Marta Lafuente fue viceministra de Educación, en el periodo 2003-2008. Pero su CV va más allá. Es graduada en Psicología por la UCA y tiene una maestría en Educación, también por la UCA. Además realizó la maestría en ciencias de la educación en la Universidad Católica de Chile.

Posee un diplomado en Sistemas de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior. Fue consultora de diversos organismos internacionales y realizó varias publicaciones en materia educativa. Desde 2013 es ministra de Educación y Cultura.

equintana@abc.com.py

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