“Remake” disfrazada, hecha por un seguidor

“Episodio VII - El despertar de la Fuerza” ha llegado por fin a las salas de cine de todo el mundo. La saga iniciada por George Lucas en 1977 tiene con- tinuidad con una nueva trilogía, la primera dirigida por J. J. Abrams, el mis- mo de “Super 8”, “Viaje a las estrellas”, entre otros filmes de ciencia ficción.

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En 1998, Gus van Sant, luego de la exitosa “En busca del destino” (“Good Will Hunting”, ganadora al Óscar a Mejor Guión Original), decidió darse el gusto de hacer una remake de “Psicosis”, copiada casi plano a plano. Por supuesto, fue recibida con malas críticas porque era la misma película, solo que en colores y con actores diferentes. Van Sant quiso hacer un experimento estético, que en otra situación no hubiese hecho. Un homenaje a un gran maestro. Así como Van Sant, J.J. Abrams hubiese sido más honesto haciendo una remake de “Una nueva esperanza”. La nueva película, a pesar de todo el “burumbumbum” mediático, no es más que una remake disfrazada. Emociona a los fans (que suspiran apenas aparecen las estrellas originales de los episodios IV-VI), pero es lo mismo que hemos visto tantas veces desde los años setenta.

Abrams declaró en una entrevista publicada en El Periódico de Barcelona que quería “contar una nueva historia al mismo tiempo que regresar al pasado, a ese lugar y a esas emociones que todos conocemos de cuando vimos por primera vez “La guerra de las galaxias”. Y se le fue la mano con lo retro. “El despertar de la fuerza” tiene varias escenas disfrazadas de “Una nueva esperanza”, desde el comienzo, cuando aparece la sombra de una gran nave, similar a la nave que perseguía a la de la Princesa Leia en aquella película del ‘77. Le sigue el encuentro de la joven Rey con el androide BB8, en un planeta desértico, calcado del encuentro entre Luke Skywalker y R2D2. Y así, mientras corre la trama, uno ya está pendiente de qué escena será la copiada.

La historia es atractiva. El Imperio ha resurgido en una facción llamada la Primera Orden que ya ha dominado a varios planetas de la República. La General Leia envía a su mejor piloto a encontrar una pista que dé con el paradero del Jedi Luke Skywalker, que se encuentra desaparecido. La Primera Orden ya cuenta con un comandante similar a Darth Vader, Kylo Ren, que es uno de sus principales líderes. La República buscará reprimir a los herederos del Imperio y encontrar a Skywalker. Nuevos adherentes a la causa democrática se unirán en esta cruzada.

Si bien la historia es atractiva, el guión es algo flojo. Hay algunas coincidencias demasiado fortuitas, además de la contaminación de “homenajeismo” del que hablamos más arriba. También hay varias preguntas colgadas, que serían respondidas en las siguientes entregas, que esperamos que sean mejores.

Por otro lado, cinematográficamente, esta película está más interesante que los episodios I-III. George Lucas había perdido la mano, luego de tantos años sin dirigir, y Abrams es más hábil en su relato. Pero su aporte a “Viaje a las estrellas” ha sido más interesante que en “El despertar de la Fuerza”. Esperemos que realmente despierte.

sferreira@abc.com.py

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