Paraguay logró su estabilidad en 1912

La doctora Liliana Brezzo, entrevistada sobre su libro "El Paraguay a comienzos del siglo XX: 1900 - 1930", que aparecerá el domingo próximo  con los ejemplares de ABC Color en el marco de la Colección La Gran Historia del Paraguay, de El Lector, a un precio de 20.000 guaraníes, describe en esta entrevista cómo lograron estabilizarse los gobiernos liberales, pese a su división en cívicos y radicales.   
   
–¿El Partido Liberal en el poder pudo mantener la estabilidad de los gobiernos?   

–Recién a partir del año 1912, con la presidencia de Eduardo Schaerer, comenzó un periodo de estabilidad aunque los disensos internos en el partido y los desacuerdos entre sus principales líderes continuaron dirimiéndose, por algún tiempo, por la vía de las revoluciones y las destituciones violentas.   
   
–¿Hasta cuándo siguió eso?   

–A mediados de la década del 20, pacificado el país, desde el interior del propio partido gobernante, emergerá una poderosa corriente de renovación de las prácticas políticas, liderada por una generación cuya actuación sería descollante hasta la Guerra del Chaco.   

–¿Cuál era la diferencia principal entre los cívicos y los radicales dentro del Partido Liberal?   

–Los cívicos y los radicales son dos fracciones del Partido Liberal. Su división tuvo su origen en la última década del siglo XIX, en cuyo transcurso fueron diseñándose, en el interior del régimen colorado gobernante, dos sectores: uno liderado por el general Bernardino Caballero y otro formado en torno al general Juan Bautista Egusquiza.   
   
–¿Cómo repercutió eso en el liberalismo?   

–Egusquiza se mostraba partidario de una mayor apertura hacia el opositor Partido Liberal. En este último, hubo quienes se mostraron dispuestos a la concertación ofrecida por el egusquicismo, que pasaron a denominarse cívicos; en tanto, quienes optaron por mantenerse ajenos al movimiento aperturista se nombraron a sí mismos radicales.   

–En la Revolución de 1911-1912 se enfrentaron varios bandos, además del poder que estaba en juego entre los mencionados bandos.   
  
–Así es. En la revolución de 1911-1912 se enfrentaron distintas fracciones del radicalismo. Por un lado estaba la que lideraba el coronel Albino Jara, que era el jefe absoluto del Ejército. También el sector organizado en torno al ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Gondra, los denominados gondristas, sostenido por grupos de la juventud. También los cívicos fueron actores en este movimiento revolucionario.   

–¿Por qué se dio aquello?   

–La revolución fue preparada en Buenos Aires por el gondrismo. La lucha armada que le siguió, en un amplio sector del territorio paraguayo, condicionó un estado de anarquía extrema. Muchos paraguayos abandonaron el país y la economía y las actividades comerciales se vieron perjudicadas significativamente.   
  
–¿Cómo terminó la revolución?   

–Terminó con el triunfo del sector liderado por Gondra, la muerte de Jara y la desaparición de los cívicos. Al final, en 1912, comenzaría un periodo de estabilidad.   
   
Los novecentistas  

En cuanto a los denominados intelectuales novecentistas, ¿cuál fue su origen y su aporte a la cultura nacional?   

–Denomino novecentistas a un grupo de intelectuales que comenzó a tener una destacada actuación desde comienzos del siglo XX. En su mayoría habían egresado de la Facultad de Derecho dependiente de la Universidad Nacional de Asunción, que se había fundado en 1889 y que tuvo un rol principal en el renacimiento cultural del país luego de la guerra. Estos intelectuales habían nacido, en su mayoría, durante la primera década posbélica, crecieron en el ambiente empobrecido de esos años e iniciaron sus actividades intelectuales en un contexto de notable inestabilidad política.   
  
–¿Quiénes fueron sus referentes principales?   

–El escritor Raúl Amaral, en su meritorio texto sobre el Novecentismo paraguayo, ofrecía, hace algunos años, una clasificación provisoria en la que reunía a 26 nombres principales de los cuales 8 conformarían, por sus ideas y su producción, el núcleo sustancial: Arsenio López Decoud, Manuel Domínguez, Manuel Gondra, Fulgencio R. Moreno, Blas Garay, Eligio Ayala, Juan E. O’Leary e Ignacio A. Pane. Algunos de ellos se afiliarán al Partido Colorado, como Blas Garay, Fulgencio Moreno, Manuel Domínguez, Gregorio Benites, otros lo harán al partido Liberal como Eligio Ayala, Manuel Gondra, Cecilio Báez y Juan O’Leary.   
   
–¿Hubo, asimismo, alguna influencia de extranjeros en la cultura de esa época?   

–Así es. En la construcción del espacio cultural paraguayo del siglo XX intervinieron también intelectuales extranjeros que tuvieron un rol significativo en el progreso científico, artístico y literario. En 1901, por ejemplo, arribó a Asunción el escritor argentino Martín Goicoechea Menéndez, junto a su connacional José Rodríguez Alcalá. Poco después lo harían los españoles Rafael Barrett y Viriato Díaz Pérez, el economista ruso Rodolfo Ritter, el botánico suizo Moisés Bertoni, entre otros que podría mencionar. Otros intelectuales visitaron el Paraguay en esos años y si bien no residieron en el país, dejaron escrita una serie de valiosas impresiones sobre la vida política y social. Entre estos debo mencionar al español Adolfo Posada y al peruano Carlos Rey de Castro.
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