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La renovación de la infraestructura, aunque no es igual a la original, es digna de destacar ya que se notó el trabajo de los voluntarios de la campaña Reciclarte. Ellos, la música y el público fueron los ingredientes de un gran evento. Por otro lado, la estrecha calle de entrada y salida al sitio y la falta de veredas y estacionamientos generó un enorme lío.
Una de las cosas que llenaba de orgullo a los artistas era la gran respuesta del amplio público. Para casi todos era la primera vez en dicho escenario. “No saben la emoción que nos da ver este lugar lleno, nunca tuve un coro de 15.000 personas”, decía Walter Cabrera, de Flou, con una sonrisa de sincera felicidad, cuando la gente cantaba a pulmón su éxito “A tu lado” y otros temas.
Paiko, por su parte, pisaba este escenario por tercera vez, según contó su vocalista Enrique Zayas. Esta banda llevó el patriotismo del público al máximo, que parecía estar a flor de piel más que nunca, cantando polcas y guaranias, algunas de las composiciones de ellos, como “Piraretã” y “Si te vas”, y una muy celebrada versión de “Mis noches sin ti”, de Demetrio Ortiz y María Teresa Márquez. Salamandra exclamó también su agradecimiento y se rodeó de invitados como Pekos Sandoval y “Banana” Pereira, que fueron aclamados por la multitud.
Los uruguayos de No Te Va Gustar cerraron la fiesta con mucha energía y entre algunos problemas de sonido que parecían incomodarlos por momentos, a juzgar por sus reacciones. No obstante entregaron un buen show, pero muy parecido al que vienen presentando en los últimos dos años consecutivos que tocaron en Paraguay recientemente.
Cabe recordar que la jornada fue abierta con mucha soltura por los grupos Garage 21 y La Nuestra, que desafiaron al calor junto con el público que iba llegando, y que luego terminó colmando cada rincón del anfiteatro. Tocaron también las bandas Bohemia Urbana, Villagrán Bolaños y Revolber.
Muchos de estos músicos nunca habrán tocado ante tanta gente y en un escenario de tal envergadura, quizás algunos como teloneros de grandes bandas internacionales, pero ahora fueron los verdaderos protagonistas.
También recibieron su debido reconocimiento los voluntarios de la campaña Reciclarte, que dio nombre al festival, cuya colaboración fue imprescindible para lucir un anfiteatro renovado, limpio y apto para un show de tal importancia y dimensión. Este reconocimiento se visibilizó a través de videos, reproducidos en el ínterin de la preparación de las bandas, en que los voluntarios daban sus opiniones y narraban su experiencia con una muy evidente buena predisposición.
Así como los puntos positivos, también quedaron algunos puntos descuidados. La comodidad para los periodistas y fotógrafos que cubrimos el evento no fue la mejor, de hecho no hubo un espacio para quienes debíamos enviar fotografías o notas. Un espacio así es necesario en festivales tan extensos como este. No teníamos dónde sentarnos para conectar nuestras computadoras ni buen acceso a internet debido a la escasa señal, lo cual dificultó el trabajo.
Por otro lado, para que el anfiteatro se reactive definitivamente no debe funcionar solo el sitio en sí, sino la zona, y eso ya implica un trabajo a nivel municipal o de instituciones privadas que apuesten por un proyecto sostenible en el tiempo.
Una calle tan estrecha y sin veredas no da abasto para la entrada y salida de las 17.000 personas que alberga el anfiteatro. La gente caminando, los vehículos en circulación y los estacionamientos improvisados generaron un verdadero caos a la hora de llegar y en especial para salir. La situación no solo era estresante sino también peligrosa.
Esta vez fue quizá la efervescencia de la reapertura y el deseo de vivir este acontecimiento lo que arrastró tanto público, pero las pésimas condiciones de los alrededores del anfiteatro pueden espantar a muchos en el futuro, especialmente a adultos con niños, mayores y personas con discapacidad. Esperemos que estos inconvenientes sean atendidos si queremos que no limiten el potencial de este espectacular escenario.
victoria.martinez@abc.com.py