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Esa cobertura “le posicionó al Micrófono Abierto como una molestia para ciertos sectores, en especial a los que motivaron el momento político que se vivió y se sigue viviendo”, dijo Martinessi, quien habló también de la estética audiovisualista que se imprimió al canal y de la importancia de que se mantenga su carácter público, que no se convierta en un medio de los gobiernos de turno.
“Es hermoso lo que ha ocurrido con Micrófono Abierto, como conquista ciudadana. Es un espacio que debe permanecer”, señala Martinessi.
“Micrófono abierto” inicialmente fue un espacio televisivo que consistía en llevar un micrófono y una cámara y poner a disposición del público. Eso se emitía en espacios pequeños.
“Usualmente, la gente lo utilizaba para contar chistes, imitar a personalidades, mandaba saludos y luego denuncias vecinales. Pero lo fuerte fue después del After Office Revolucionario, en que se empezó a hablar de política. Creo que si la ciudadanía necesita hablar de política, el Micrófono Abierto tiene que estar. En un país con una poquísima participación ciudadana en el quehacer político, que la gente se apropie de un micrófono y diga lo que tenga que decir es un símbolo muy fuerte. A partir del sábado 23, cuando ya no era director del canal, la gente lo utilizó para manifestarse por la libertad de expresión”.
“Nunca ha sido la intención de que responda a un solo sector, y esto lo puso en el debate. A mí me conmueve leer en periódicos europeos sobre el fenómeno, porque siempre tuvimos la fama de que la gente es apática y no se expresa, y de repente este boom nos demuestra que solo faltaba un espacio”, reflexionó.
La gestión
Al hacer un balance sobre su gestión, Martinessi considera importante resaltar que en la TV Pública se estaba implementando una estética cinematográfica.
“La TV Pública puso en pantalla películas paraguayas, incluidas producciones tan diferentes, desde Cerro Corá a Hamaca Paraguay, por ejemplo. Estaba el ciclo de animación paraguaya, interesantísimo. También, Paraguay documenta, dedicado a los documentales hechos en Paraguay, y un espacio de cortometrajes. En fin, se estaba haciendo un movimiento de difusión de los trabajos paraguayos”, según el exdiredctor.
“También había campañas puntuales, como la dedicada a los desaparecidos por la dictadura. Y un tercer componente muy fuerte fue el de producción de televisión en sí con el programa ‘35’, sobre la dictadura stronista que se produjo con el CIRD y que fue un programa premium, en el sentido de su calidad y su fuerza, y Tembi’u rape, que es un programa que recorre hogares rurales y que está hecho totalmente en guaraní”, manifiesta Martinessi, resaltando además la importancia de los programas en guaraní.
Sin noticiero aún
El canal aún no tenía noticiero, ya que no existía un equipo de personas necesario para su implementación. Pero sí había mucha opinión política a través de los programas. “En el canal estuvo Calé Galaverna, Lino Oviedo... Hablaron en su momento mucha gente del Parlamento que no tiene nada de luguista ni del Frente Guasu. Nadie me dijo que llame a tal persona para satisfacer equis cosas. En ningún momento se manipuló ni se impuso desde el Ejecutivo en la programación”.
Martinessi se refirió también al hecho de que muchos programas se anunciaron y no salieron. “Hicimos un tráiler con todos los proyectos que se estaban procesando y todos los programas estaban saliendo de acuerdo a sus posibilidades, apenas conseguíamos financiamiento. Se volvió muy difícil financiar todos los proyectos que teníamos. De los que ganaron la convocatoria inicial se llegó a financiar el 35% de los proyectos. Esas son cuestiones que no son fáciles de llevar. Pero se han conseguido cosas importantes, como por ejemplo pagar derechos a los autores por sus obras, tener siempre en el horario central 100% Paraguay. En TV Pública lo que menos había era enlatados, la mayor cantidad era de producción nacional”.