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“Yatay” es, justamente, el título de libro que describe esta dolorosa experiencia bélica, que comenzó a mostrar cuán distante estaba nuestro país de las posibilidades de triunfar ante la tríplice.
La obra del historiador compatriota José Arce Farina aparecerá con el ejemplar de nuestro diario el domingo 17, como undécimo título de la colección “A 150 años de la Guerra Grande”, de ABC Color y El Lector.
Tras la declaración de guerra a la Argentina, López envió sobre territorio argentino dos columnas: una, comandada por Wenceslao Robles, ocupó la ciudad de Corrientes el 14 de abril de 1865; la segunda, formada por unos 12.000 hombres y comandada por el teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia, se dispuso atacar territorio brasileño sobre el río Uruguay.
López ideó que la columna del río Uruguay fuera la más importante, ya que su objetivo era evitar el expansionismo del Imperio del Brasil; la columna que debía atacar Corrientes estaba destinada más bien a distraer al ejército argentino y asegurar las comunicaciones del Paraguay con el océano Atlántico.
López cambió de planes y ordenó que dos tercios de las fuerzas fueran destinados a invadir Corrientes, con la idea de atacar desde allí territorio uruguayo.
En tanto, el 1 de mayo se firmaba el Tratado de la Triple Alianza.
Estigarribia había entrado en territorio brasileño el 11 de junio, día en que la escuadra paraguaya era derrotada en Riachuelo.
Cruzó el Uruguay y se apoderó en São Borja, de donde se dispuso a seguir su marcha por la orilla brasileña del río, mientras el mayor Pedro Duarte lo hacía por la izquierda con una pequeña columna.
Estigarribia se apoderó de Uruguayana el 5 de agosto. De allí debería marchar sobre Alegrete, Río Grande, para atacar al ejército brasileño. Mientras, Duarte con su pequeña columna de 3.000 hombres, le cuidaba la espalda en Paso de los Libres, frente a Uruguayana.
La operación resultó un suicidio. Ya se habían concentrado en Concordia fuerzas aliadas muy superiores. El 17 de agosto, el uruguayo Venancio Flores, con 10.200 hombres y 32 piezas de artillería, se lanzó contra Duarte. Este lo esperó en Yatay; donde hubo una carnicería de paraguayos: 1.700 muertos, 300 heridos y 1.200 prisioneros. La debacle se completaría luego con la rendición de Estigarribia en Uruguayana.
Luego de la derrota de los paraguayos en Yatay, Flores declaró: “Los paraguayos son peores que salvajes para la pelea, prefieren morir antes que rendirse…”.
La mayor parte de los prisioneros paraguayos fueron degollados en un crimen de guerra que quedó impune. Los soldados sobrevivientes fueron alistados en los batallones del ejército aliado, obligándoseles así a ir contra su patria.