Investigaciones, un departamento clave en el régimen de Stroessner

Mañana, con la edición de ABC Color, se distribuirá “Contra el olvido – la vida cotidiana en los tiempos de Stroessner”, de Alcibiades González Delvalle.

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El libro trata de aquellos acontecimientos relevantes que se vivieron y padecieron por más de tres décadas de dictadura, como los actos perpetrados en el departamento de Investigaciones.

El departamento de Investigaciones, no obstante su condición de organismo subalterno de la Policía de la Capital, fue una poderosa institución a lo largo y ancho del stronismo. La autonomía de la que estuvo investida se debió a su directa relación con los asuntos políticos.

Investigaciones formaba parte relevante de los organismos de seguridad, que incluía a las Fuerzas Armadas. Manejaba sin ningún control cuantiosos recursos económicos del Estado, provenientes, entre otras fuentes, de la Dirección de Identificaciones.

Su poder económico y político hizo de Investigaciones una institución que sobresalía por encima de todas las demás instituciones del Estado. Su influencia se hizo sentir en todos los aspectos de la vida ciudadana. Abarcó actividades muy diversas. A más de lo que específicamente le correspondía hacer, concedía becas a jóvenes colorados, compraba juguetes para repartirlos en nombre del presidente de la República, “ayudaba” a campesinos indigentes, etc.

El cuantioso dinero que salía del departamento de Identificaciones se iban a manos de Pastor Coronel, el jefe de Investigaciones, que lo repartía según su antojo y con el evidente propósito de extender sus dominios hasta en áreas tan alejadas de la Policía, en apariencia al menos, como las actividades diplomáticas. Los embajadores y los cónsules rendían cuenta de sus funciones, antes que a la Cancillería, al ministerio del Interior y al departamento de Investigaciones.

En un documento fechado el 12 de marzo de 1976, el cónsul de Posadas, Argentina, Francisco Ortiz Téllez, se dirigió al ministro del Interior “a objeto de poner a su conocimiento las actividades cumplidas por este Consulado Nacional...”. Los funcionarios del servicio exterior percibían que era más rentable andar bien con la Policía que con la Cancillería, sin contar que la delación formaba parte de su misión en el exterior.

En el punto 4 del presupuesto que manejaba Pastor Coronel, figuraba el rubro “atención a embajadas y consulados”.

El 10 de junio de 1965 –entre los muchos casos similares– el cónsul en Formosa, Julio Saldívar, comunicó que los liberales “preparan una convención que se realizará en Resistencia o Buenos Aires (…). Los febreristas de tendencia Castro-comunista estuvieron en esta. Los encuentros fueron presididos por el Dr. Perrota, quien llegó de Buenos Aires; Dr. Silva Civils, de Posadas; Osvaldo Rojas, de Montevideo; Careaga y la Dra. Ballestrino, también de Buenos Aires (…). Los del Mopoco están tranquilos por el momento”.

Hasta el final de la dictadura, nuestros embajadores y cónsules en algunos países “estratégicos” no hacían otra cosa que remitir “informes confidenciales” a los organismos de seguridad, como los apretados ejemplos expresados.

En cuanto a su “función específica”, Investigaciones la cumplía acabadamente: las diarias torturas a los presos por razones ideológicas, desapariciones, asesinatos, apresamientos, etc. Investigaciones es la institución que mejor refleja la política de la dictadura y su idea de la “democracia sin comunismo”.

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