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“7 cajas” sí que vende todo. Vendió por completo, en cinco días, los 339 asientos de la sala Kursaal 2 dentro del Festival de Cine de San Sebastián, a pesar de la huelga general que se vive hoy en el País Vasco. Esa huelga reduce la frecuencia de todo: de los autobuses, de taxis, del comercio, del Festival, pero no de la gente que quiere ver “7 cajas”, esa película cuyo prodigio se propaga de boca en boca entre los compatriotas residentes en España.
Maneglia y Schémbori ya saben lo que es ganar en San Sebastián; el año pasado se llevaron el galardón en la categoría “Cine en construcción”, lo que les permitió terminar la película. Los carteles promocionales del festival anuncian a la película con una gigantografía, anunciando que la construcción terminó y la cinta viene a coronarse, compitiendo con otras 16 producciones de países de todo el mundo.
El Festival de San Sebastián es como el Oscar del cine hispano-latino. Todo lo más importante en español pasa por aquí. Son, como dirían los yanquis, las grandes ligas. ¿Por qué? Porque en este festival internacional saben destacar el espíritu de las culturas tradicionales de América. Algo que tal vez no sucedió en el Festival de Toronto, donde la película no ganó premio. El jurado de “Nuevos Directores”, compuesto por cinco profesionales de muy diferentes culturas (desde la árabe hasta la eslava, pasando por la hispana) garantizan una valoración objetiva para la cinta.
La prensa española destaca la organización del certamen en el medio de la tormenta de la crisis. Su director, Juan Carlos Rebordinos, comentó que aquí se gastan unos 7 millones de euros, una cifra inferior comparada a los 18 millones del festival de Berlín o de Cannes. Pero San Sebastián no pierde el prestigio porque siempre hay estrellas. En esta 60ª edición ya estuvieron Oliver Stone, John Travolta, Susan Sarandon, Ben Affleck, Penélope Cruz y Maribel Verdú.
San Sebastián ya coronó a una historia paraguaya y fue en 1961, con la película “Choferes del Chaco” (“La sed”), en la que participó como guionista el escritor de la novela en que está basada, Augusto Roa Bastos. A pesar de ser una producción hispanoargentina, gran parte del crédito es paraguayo. Se llevó el premio a mejor película en castellano (Perla del Cantábrico) y su director, el argentino Lucas Demare, el galardón al mejor director.
La delegación paraguaya está compuesta por los directores Juan Carlos Maneglia, Tana Schémbori, la coordinadora de producción Estefanía Ortiz, el director de fotografía Richard Careaga, y los actores principales Celso Franco y Graciela “Lali” González. Todos se hospedan en el Hotel Silken Amara Plaza.
La película se volverá a proyectar mañana, el viernes y el sábado. Ese día 29, por la noche, será la gala de premiación.