El viejo Stepanek hace temblar a Murray

PARÍS. Andy Murray sudó para lograr el pase a segunda ronda de Roland Garros contra el veterano Radek Stepanek, que le llevó hasta las cinco mangas en un duelo que se disputó en dos días y que acabó 3-6, 3-6, 6-0, 6-3, 7-5.

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El partido había comenzado ayer, lunes, pero la falta de luz obligó a detenerlo cuando el escocés dominaba el tercer set, tras haber pedido los dos primeros y haber ganado el tercero.

Desquiciado durante fases, el número dos del mundo acabó por hacerse con la remontada que le lleva a la segunda ronda en un año en el que pesan sobre sus hombros más espectativas que nunca sobre la victoria final, fundadas en su mejora sobre tierra batida y en l reciente victoria en el torneo de Roma, tras derrotar en la final al serbio Novak Djokovic.

Pero su inicio no pudo ser más complicado ante un Stepanek al que Murray dedicó alabanzas al terminar el encuentro. “Ha jugado maravillosamente bien, con 37 años y tras la lesión del año pasado. No creo que yo pueda jugar igual cuando tenga esa edad”, dijo el escocés.

Desde la pista, el británico repasó el “juego muy variado, difícil de anticipar” con que Stepanek le había complicado la vida en los dos últimos días. A sus 37 años, el checo es un bicho raro del circuito por múltiples motivos. Entre ellos por su tenis, diferente de los estándares actuales, con un amplio abanico de golpes, táctico y, poco físico.

Así se mantiene en el circuito este heterodoxo tenista, el más viejo en comparecer en la tierra batida de París desde que en 1992 lo hiciera Jimmy Connors. Un rival difícil de ganar para cualquiera, como el propio Murray pudo comprobar hace dos semanas en el torneo de Madrid, donde el checo también le arrebató un set.

En París, Stepanek se llevó el mismo manual de instrucciones, el de un tenis donde el rival nunca sabe por donde vendrá el checo. El que le valió hace años para ser 8 del mundo, aunque desde aquello haya pasado ya mucho tiempo. Pero al veterano tenista eso le valió para ganar en 90 minutos los dos primeros sets en la fría jornada de ayer en París, lo que obligó a Murray a tirar de toda su flema británica. Enfadado con el mundo, el escocés sufría la ley del viejo Stepanek, gesticulante, apelando a un público encantado con su tenis diferente, espectacular.

Contra las cuerdas, Murray apeló a todas sus armas y salvó el envite ayer, cuando dejó la remontada pendiente por falta de luz. Un set en blanco y un servicio del rival de ventaja se llevó a la cama el escocés. En la reanudación, el 2 del mundo completó la faena no exenta de peligros. Cada bola de Stepanek era una trampa y el checo estuvo en dos ocasiones a dos puntos del triunfo. Solo en el undécimo juego de la quinta manga el escocés obtuvo la ventaja requerida.

Se desinfló algo al final el veterano y Murray puede seguir soñando con un Roland Garros que muchos le auguran. En su debut habrá dejado algo de ese favoritismo y de físico que, dentro de siete partidos, le puede hacer falta. Por el momento, su siguiente rival será el francés Mathias Bourgue, un tenista de 22 año invitado por los organizadores y que ayer jugó y ganó su primer partido en un Grand Slam contra el español Jordi Samper-Montana, procedente de la fase previa.

Murray pasará del extremo de la veteranía al de la juventud.

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