Nadie imaginaría que la joven Barty resultara la principal esperanza local a levantar el título en 2019 después de su decisión en 2014 por dejar el tenis y comenzar su andadura profesional en la liga de cricket nacional.
La australiana, que por aquel entonces tenía 17 años, fundamentó su decisión por abandonar el circuito en su voluntad por llevar a cabo una vida propia de una joven adolescente, situación que no pudo satisfacer por la exigencia del tenis profesional hasta la fecha, y probó suerte en el cricket.
Es cierto que la tenista de Ipswich no cosechó buenos resultados en individuales hasta esa fecha y tan sólo mantuvo las expectativas generadas durante su prometedora infancia en su faceta como doblista, pues ocupó la posición 40º de la lista WTA por parejas durante el 2014.
Sin embargo, después de un fugaz paso por la principal liga femenina de cricket en su país decidió retomar el tenis profesional en mayo de 2016 con la condición que sólo participaría en la modalidad de dobles y en campeonatos de distinción 'future'.
Su fugaz adaptación conllevó un meteórico ascenso en el circuito WTA, donde acabó el año 2017, tras ganar en Malasia su primer título individual, entre las primeras veinte clasificadas tanto en dobles como en individuales. La 'aussie' siguió en la misma tónica durante la temporada pasada, donde consiguió los títulos individuales en Nottingham y en el Elite Throphy de Zhuhai, así como el Abierto de EE.UU., junto a la estadounidense Coco Vandeweghe, en la modalidad de dobles.
La joven tenista de 22 años, que decidió cambiar la raqueta por el bate en 2014, se postula como la principal esperanza local para reinar en Melbourne después de superar por primera vez en su carrera la segunda ronda del primer 'major' del año y se enfrentará en la siguiente ronda a la rusa Maria Sharapova.