La alegría de los pirayuenses contrasta con la tristeza de los concepcioneros, los que no estuvieron al nivel esperado. Tuvieron, es cierto, el mérito de soportar los últimos minutos del juego tras sufrir la expulsión de Héctor González (por doble amonestación), pero para una liga tan gloriosa, ese detalle es mínimo, el hincha esperaba más e hizo ese sacrificio como para merecerse algo mejor, porque en los penales, el elenco de la "V" azulada tendría que haber pesado la historia, pero no fue así, porque los disparos norteños resultados deficientes, sin la convicción necesaria para definir un torneo, en busca de la ansiada tercera corona.
Ya en el tiempo normal, Pirayuense había obtenido una leve ventaja, la que fue incapaz de traducirla en el marcador. Es por eso que su público debió aguardar la serie de disparos desde los 12 pasos con algo de tensión, pero fue tan grande la seguridad transmitida a su elenco por parte del portero Alexis Ramírez, que terminó transformándose en el héroe, con intervenciones seguras al inicio y con dos penales desviados al final, coronando de manera magnífica la campaña, porque ya en fases anteriores había demostrado su gran capacidad, para agrandarse en los momentos complicados. Y eso es un gran mérito, porque al futbolista del interior casi siempre se le objeta su falta de preparación anímica, pero los pirayuenses dieron una demostración de estar capacitados para afrontar situaciones hasta extremas, principalmente su guardameta.
Fue toda una fiesta, desde el inicio; completa para los ganadores y con un amargo cierre para los norteños, los que fallaron en el encuentro decisivo, con una actitud inadecuada para un espectáculo de tanta trascendencia, con los cambios que debilitaron el funcionamiento, produciendo un efecto contrario al deseado.
La selección pirayuense entró en la historia del Nacional Interligas, primero haciendo frente a las adversidades y después para imponer lo suyo hasta llegar a la gloria.