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Una más que nunca necesitada Albirroja recibía a una complicada Venezuela en el Defensores del Chaco, sabiendo que cualquier otro resultado que no fuera la victoria podría significar una despedida tempranera de los sueños de clasificación para Brasil 2014.
Desde los primeros minutos, los rivales dieron aviso de que el duelo sería como los dos últimos entre ambos: trabados, con mucha fuerza y llenos de nerviosismo.
Fue el equipo visitante el que consiguió generar las primeras ocasiones de riesgo, en el minuto 6 Juan Arango tuvo a su disposición un tiro libre que terminó arriba y afuera.
Con el correr de los minutos, Paraguay fue ganando espacio sobre el campo de juego, presionando las salidas venezolanas y molestando. Sin embargo, la falta de claridad era uno de los principales problemas para la Albirroja cuando se tenía la pelota, por lo que generar riesgo se hacía difícil.
Venezuela no se quedaba atrás y consiguió inquietar a la zona defensiva albirroja en más de una ocasión durante los primeros diez minutos. Fue Arango el que dio los mayores sustos desde la pelota parada.
En el minuto 11, pateó fuerte, el balón superó a la barrera pero un puñetazo oportuno de Justo Villar evitó el primer grito de gol venezolano.
Paraguay consiguió neutralizar las llegadas de Venezuela y, aprovechando los costados, principalmente el derecho, generó una serie de llegadas de gran peligro sobre el arco protegido por Hernández.
En el minuto 14, Jonathan Fabbro realizó una buena sucesión de toques con Óscar Cardozo. Cuando metió el pase a profundidad, un afortunado golpe de cabeza evitó el mano a mano de Nelson Haedo con el arquero.
Dos minutos más tarde, Carlos Bonet fue el que generó la llegada por la derecha. El pase llegó a los pies de Cardozo, que luego de una buena finta dejó de lado a la defensa venezolana y remató, pero un manotazo salvador de Hernández acalló el grito de gol que ya se escuchaba en algunas gargantas. Del rebote, llegó otro centro pero Haedo no consiguió cerrar el centro rasante y el gol se hacía esperar.
Durante varios minutos, Venezuela consiguió hacerse con el dominio del balón y generó una sucesión de llegadas sobre el arco de Villar, que no pasaron de sustos. La paciencia del público comenzaba a agotarse ante la falta de claridad para quitarle el esférico a los visitantes y los reclamos comenzaron a bajar desde las gradas.
Cuando Paraguay consiguió adueñarse nuevamente del balón, comenzó a llegar una y otra vez, haciendo pasar sofocones a la defensa venezolana.
En el minuto 30, Miguel Samudio ganó el costado izquierdo y cuando ingresaba al área venezolana, cayó. Todo el público paraguayo pidió penal, pero los reclamos no fueron escuchados por el árbitro chileno Enrique Osses.
Dos minutos más tarde, Jonathan Fabbro metió un gran pase a Nelson Haedo Valdez, que recibió la pelota, la paró con el pecho y remató ante la salida del portero venezolano; la pelota se dirigía al arco, pero el guardameta consiguió desviarla y se hacía figura en la “Vinotinto”.
Paraguay siguió generando las llegadas una detrás de otra, pero la buena fortuna no estaba de lado de los delanteros compatriotas y el gol no llegaba.
Cuando faltaban cinco minutos, en el minuto 40, Miguel Samudio, uno de los destacados en el onceno albirrojo, tuvo que abandonar el terreno de juego como consecuencia de una lesión.
En el minuto 44, de una jugada trabada llegó un centro que José Salomón Rondón recibió a espaldas de los defensores albirrojos y puso el 1-0.
Paraguay salió a buscar el empate ni bien se puso nuevamente en juego la pelota, pero la claridad estuvo ausente una vez más. El telón cayó y los primeros 45 minutos terminaron con la ventaja venezolana.
En la complementaria, el equipo visitante arrancó con un fútbol más vertiginoso, generando jugadas de riesgo desde los primeros minutos sobre el arco de Villar.
Con el correr de los minutos, Paraguay consiguió frenar los embates venezolanos para comenzar a generar jugadas de riesgo sobre el arco de la Vinotinto.
Una detrás de otra, las chances fueron desperdiciadas por los jugadores de la ofensiva paraguaya. Sumado a los nervios paraguayos, la actuación arbitral era recriminada tanto por el público como los jugadores y el cuerpo técnico.
En el minuto 67, la suerte no acompañó a Paraguay una vez más. Un centro que provino desde el costado derecho fue desviado por Justo Villar, pero el rebote pegó en Paulo Da Silva, que estaba caído y quedó a disposición de Rondón, quien no desperdició y puso el 0-2 para los visitantes.
El gol cayó como balde de agua fría a las pretensiones albirrojas. El desorden y la falta de claridad fueron los factores dominantes en los minutos finales.
Paraguay cayó en casa ante Venezuela, algo que nunca antes había pasado. La derrota duele el doble pues deja a la Albirroja cada vez más lejos del quinto mundial consecutivo.