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Increíblemente Cerro Porteño pecó de inocente, fue superado por un rival más ambicioso, inteligente y mucho más productivo en el global. El equipo de Leonardo Astrada sumó su decepción número 37 en la Copa Libertadores sin hacer demasiada resistencia ante un rival que en la previa muchos consideraban accesible.
El primer tiempo fue muy complicado para Cerro Porteño que entró muy tímido en el partido y se vio sorprendido por un rival que no vino a defenderse para guardar la ventaja conseguida en Venezuela.
El equipo visitante marcó presencia en el mediocampo, zona neurálgica donde exhibió una enorme diferencia con la superioridad de volantes. Encontró a un Cerro muy pasivo, que dejó espacios enormes por los costados, principalmente por izquierda, donde los venezolanos aprovecharon las reiteradas subidas de David Mendieta y Blas Cáceres.
Táchira “mordió” y por momentos apabulló al Ciclón en el mediocampo, donde solamente existió Jonathan Santana, superado por el despliegue de Flores, González y los apoyos de Jorge Rojas. En el equipo paraguayo estuvieron muy apagados Rodrigo Rojas, quien sigue sin aportar algo al equipo y Blas Cáceres, que esta vez estuvo muy impreciso y sin el despliegue de otros partidos.
El equipo visitante ya inquietó a los 3 minutos con un centro largo conectado en el segundo palo por Orozco, que de milagros sacó Rodolfo Rodríguez dentro de la portería. Luego Cerro manejó el balón a merced, pero con nula claridad y fue Táchira el más peligroso con los contragolpes de Orozco y Rivas.
Hasta la media hora de juego las aproximaciones más importantes de Cerro Porteño fueron dos remates de mediadistancia de Jonathan Fabbro y otro de José Ortigoza. Colectivamente el equipo paraguayo fue muy pobre y le costó demasiado llegar con jugadas elaboradas.
Luego de los 30 minutos, el azulgrana acorraló totalmente al rival, pero los métodos utilizados no eran certeros. Y recién a los 38', gracias a la astucia de Cecilio Domínguez, quien “inventó” un penal en un enredo con el “Maestrico” González, Cerro pudo llegar al tanto inaugural. Desde los doce pasos, Fabbro estuvo infalible y daba momentánemante la clasificación al Ciclón.
En la complementaria, Deportivo Táchira entró decidido y con una actitud agresiva fue amilanando a un tímido Cerro que volvía cometer el error de dejar crecer al rival. A los 55 minutos, tras un descuido defensivo, Olivera metió un pase filtrado en el área paraguaya para que Gelmín Rivas defina con arco a disposición.
Fue un golpe duro para el equipo de Leonardo Astrada que quedó totalmente anestesiado. Pero con una inspiración de Fabbro y una definición excelente de Cecilio Domínguez, Cerro volvió a sacar ventaja a los 60' y obligaba a los penales. Antes de que el hincha terminara de festejar el desnivel, nuevamente Rivas, aprovechándose de la inocente defensa azulgrana, remató desde fuera del área para vencer a Rodolfo Rodríguez y decretar el 2-2. Fue una puñalada mortal para el Ciclón, que aunque tenía tiempo, moralmente se desmoronó y sabía que era casi imposible anotar dos tantos más para clasificar.
El reloj, los murmullos en las gradas y el nerviosismo, sumado a la inteligencia del Táchira fueron devorando a Cerro, que prácticamente no generó más ocasiones para decontar el marcador global. Y así, con una exhibición muy pobre en cuanto a lo futbolístico, Cerro quedó elimindo prematuramente de su participación número 37 en Copa Libertadores.