Entre los cuatro mejores

Olimpia derrotó 2-1 a Fluminense y consiguió su pase a semifinales de la Copa Libertadores. Once años después, el equipo paraguayo se mete entre los mejores cuatro de América. Sufriendo, el Decano cumplió ante su gente que copó el Defensores del Chaco.

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El Defensores del Chaco volvía a ser escenario de un duelo de instancias definitorias de la Copa Libertadores. La fría noche recibía en Sajonia a Olimpia y Fluminense en el duelo de vuelta entre ambos por cuartos de final del torneo continental.

El Decano, acostumbrado a esta clase de duelos en su dilatada historia internacional, recibía al equipo carioca hambriento de logros internacionales. El empate sin goles en el partido de ida obligaba al equipo paraguayo a conseguir una victoria por cualquier marcador, un empate con goles lo dejaría fuera.

Durante los primeros minutos, el equipo paraguayo trató de tener el balón para generar algún peligro sobre el arco rival. Los brasileños, por su parte, apelaba al contragolpe rápido, a robarle la pelota al Olimpia en el mediocampo para desdoblarse rápido al ataque.

La presión franjeada no conseguía cortar las intenciones cariocas y Fluminense encontraba ciertos espacios para llegar con peligro sobre el arco de Martín Silva.

En el minuto 5, un pase profundo dejó a Fredy Bareiro con el balón en los pies. El “Zorro” pisó, dominó bien y pateó pero el balón quedó en las manos de Diego Cavalieri, el arquero tricolor.

Tres minutos después, un centro desde el costado izquierdo llegó a la cabecera del área olimpista donde Julio Manzur intentó ceder hacia atrás la pelota a su arquero. Pero el pase quedó a mitad de camino, donde el brasileño Rhayner robó el esférico para definir ante la salida de Silva.

Era el 1-0 en un momento inesperado y caía como baldazo de agua fría en el Defensores.

A partir de ese momento el Franjeado debería pelear no solo por llegar al empate, sino contra los nervios y la ansiedad al saberse en desventaja en el marcador.

Y los nervios se hicieron evidentes sobre el campo de juego, donde Olimpia no conseguía encontrar la forma de parar la pelota dando así inicio a la ofensiva. Fluminense tuvo varias oportunidades de marcar un segundo gol rápidamente. Por suerte para el Decano, la puntería ya no estaba tan acertada.

Consciente de la necesidad de buscar dar vuelta al marcador adverso, Éver Hugo Almeida no dudó en hacer rápidamente un cambio para arriesgar en busca de la hazaña. El DT olimpista ordenó el ingreso de Juan Carlos “Tanque” Ferreyra en reemplazo de Fabio Caballero.

Ni bien estuvo sobre el campo de juego, el delantero argentino ya hizo sentir cuál era su objetivo. En la primera pelota que recibió, peleó con la defensa brasileña y consiguió un tiro libre en las cercanías del área.

Era una posibilidad de llegar al empate, pero Juan Manuel Salgueiro terminó rematando contra la barrera.

Con el paso de los minutos, Olimpia pareció conseguir la tan necesaria tranquilidad pero seguía mostrando algunas falencias a la hora de marcar, cediendo muchas facilidades al juego brasileño, especialmente por las bandas.

El Decano fue creciendo poco a poco sobre el campo de juego, más en base al amor propio que por el fútbol por momentos.

En el minuto 35, Richard Ortíz recibió el balón en el costado izquierdo y encaró buscando ganar la banda para enviar un centro. Cuando ya había dejado atrás a un jugador rival, recibió una falta.

Una vez más fue Salgueiro el encargado de rematar. La posición parecía ser más para enviar un centro que para buscar el arco. Y eso fue precisamente lo que hizo el uruguayo, pero el balón tomó comba y se cerró sin que ni los defensores ni el arquero pudieran desviarlo.

El esférico se terminó metiendo entre las redes del arco de Cavalieri y la euforia se volvía a desatar en las gradas del Defensores. La esperanza de la clasificación se revivía.

Enseguida, Fluminense volvió a presionar buscando un segundo gol para romper una paridad que de todas maneras le favorecía.

En el minuto 39, un centro largo quedó a disposición del “Tanque” que una vez más peleó para tratar de ganar el fondo. Con el balón dominado, Fredy Bareiro ingresó al área brasileña donde recibió una falta. El árbitro no dudó en pitar penal.

Desde los doce pasos, Salgueiro se volvería a encargar de la definición. El uruguayo disparó fuerte, cruzado. Cavalieri se tiró bien, pero no alcanzó el balón. Era el 2-1 para Olimpia, un marcador con el que se ilusionaba cada vez más con la clasificación.

El partido tendría un giro de 180 grados. Ahora el que sufría los nervios era el equipo brasileño que comenzaba a equivocarse en la cesión de los pases.

Sobre el final del encuentro, Ferreyra volvió a recibir un pase en el área brasileña. El argentino pisó el balón, lo colocó y sacó un remate de derecha, dejó atrás a Cavalieri pero impactó contra el palo derecho cuando la parcialidad olimpista ya tenía el grito de gol en la garganta.

El primer tiempo llegó a su final con Olimpia arriba en el marcador.

En la complementaria, Fluminense arrancó buscando casi desesperadamente el arco olimpista pues era consciente de que un gol le serviría para conseguir el pase.

Pero daba espacios en la zona defensiva para que Olimpia generara llegadas de gran peligro. En el minuto 47, un pase profundo dejó a Salgueiro y Ferreyra en un mano contra la defensa brasileña. El uruguayo intentó meter el pase al argentino pero terminó siendo desviado por los del tricolor.

A medida que fueron corriendo los minutos, Fluminense fue creciendo cada vez más sobre el campo de juego ante un Olimpia que dejaba jugar demasiado a su rival como producto de imprecisiones propias.

El técnico brasileño Abel Braga ordenó una serie de cambios buscando mayor potencial ofensivo.

Con apenas algunos minutos de diferencia ordenó el ingreso de Thiago Neves, Samuel y Rafael Sobis, cargando así la zona ofensiva pero cediendo muchos espacios en la defensa.

Olimpia defendía exponiéndose mucho a los constantes ataques brasileños y no conseguía cortar los embates tricolores.

Algún que otro pelotazo largo le permitía al Decano generar cierto peligro sobre el arco de Cavalieri para luego volver a quedar bajo la presión. Para tratar de frenar un poco el asedio brasileño, Almeida ordenó el ingreso de Carlos Humberto Paredes y de Jorge Báez.

El Decano sufrió constantes llegadas del equipo brasileño, dejando a los hinchas con el corazón en la boca.

Como si no fuesen suficientes situaciones de tensión, en el minuto 93 Iván Almeida protagonizó una escaramuza con un jugador brasileño que le terminó valiendo la expulsión.

Cumpliendo con la norma de los equipos paraguayos, el sufrimiento, Olimpia derrotó a Fluminense y avanzó a semifinales de la Copa Libertadores de América, algo que no conseguía desde hace once años.

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