Soñaba con poner punto final a su inmensa carrera el próximo verano boreal en Rusia, con el récord de un sexto Mundial, pero Gianluigi Buffon dice adiós a la Azzurra, tras 20 años y 175 partidos internacionales, con la triste eliminación ante Suecia en la repesca europea. Curiosamente, otro mito de la portería italiana, Dino Zoff, también puso el broche a su carrera internacional tras una derrota contra Suecia en 1983.
El largo viaje de Buffon (39 años) con la Nazionale comenzó hace justo 20 años, en otra repesca mundialista, aunque sus compañeros entonces se llamaban Costacurta, Albertini o Ravanelli. Bajo la nieve moscovita, Gianluca Pagliuca se lesionó y el seleccionador Cesare Maldini no tuvo otra opción que girarse al banquillo y preguntar a un joven Buffon: “¿Estás preparado para entrar?”.
Saltó a la cancha y estuvo muy bien, como casi siempre desde entonces, y ya nunca más volvió a dejar la Azzurra, primero como suplente, después titular y finalmente como capitán, ganando el Mundial de Alemania-2006.
Sus dos subidas al área sueca para intentar el milagro este lunes en San Siro quedarán grabadas en la memoria de los aficionados, como muchas otras a lo largo de su carrera: la caricia a la calva de Zidane después de que el francés fuera expulsado de la final mundialista por el cabezazo a Marco Materazzi; sus lágrimas en televisión tras quedar eliminado frente a Alemania en la pasada Eurocopa o la manera en la que cantaba el himno italiano, gritando y con los ojos cerrados, masacrando el hombro de su compañero, normalmente Giorgio Chiellini.
El defensa central italiano y de la Juve ya le rindió homenaje a su capitán el pasado mes de abril, cuando Buffon ya había anunciado su retirada tras el Rusia-2018, recordando lo que suponía jugar por delante de Gigi. “He tenido la suerte de hacer toda mi carrera junto a él, tanto en la Juve como en la selección. Sin duda que a veces ya no me doy ni cuenta de lo que significa jugar delante de un arquero tan fuerte. A veces parece simple, pero lo es porque es él”, explicó el central.
Buffon comenzó de niño jugando de mediapunta y no se puso los guantes hasta los 12 años. Hoy, con 40 años, sigue siendo uno de los mayores especialistas de ese puesto y no hace aún un mes fue elegido por la FIFA el mejor arquero de 2017.
Verdadera bestia del trabajo, ha progresado constantemente en plan técnico y prácticamente no ha perdido nada de un físico fuera de lo común, heredado quizás de su padre, lanzador de peso, y de su madre, que durante años tuvo el récord italiano de lanzamiento de disco. Su carisma, su experiencia y su manera de hablar, franco, preciso y reflexivo después de unos primeros años más impetuosos, le convirtieron en una figura clave del fútbol italiano.
Buffon, el mismo que aplaudió este lunes el himno de Suecia cuando los tifosi lo silbaban o el que el presidente de la federación italiana Carlo Tavecchio definió como “un faro” o “un tótem” , era presentado en la prensa italiana como Superman, un Highlander, una estatua del Monte Rushmore o como el Hombre de Vitruvio, el hombre de proporciones perfectas diseñado por Leonardo Da Vinci.
Hasta su actual entrenador en la Juventus Massimiliano Allegri lo admite: criticar a este monstruo sagrado de manos duras como el mármol de Carrara, la localidad de la Toscana en la que nació, “es casi una blasfemia”. Despojado de la camiseta Azzurra, a Buffon le queda aún la de la Juventus para poner un final digno a una carrera espectacular.