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Ya habían pasado las torrenciales lluvias que azotaron gran parte del país durante todo el día. Como remanente de la inestabilidad climática había quedado una fresca noche sobre Asunción.
Pero en Barrio Obrero la temperatura iba subiendo conforme iban corriendo las horas. Era el ambiente típico de los grandes encuentros de fútbol, esos que desatan pasiones. Más aún cuando Cerro Porteño es uno de los protagonistas.
El Ciclón tenía una cita con sus sueños. El equipo paraguayo recibía en su “Olla” al Cruzeiro brasileño en partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores.
Los azulgranas habían conseguido rescatar un empate en su visita a Belo Horizonte. En realidad, fueron los brasileños los que salvaron el punto sobre la hora en un partido que parecía encaminado para la victoria cerrista.
Cerro necesitaba de un empate sin goles para asegurar el pase a los cuartos y continuar con su camino en pos de un título internacional.
Pero los azulgranas no querían saber nada de posibles complicaciones y puso el pie sobre el acelerador apenas comenzó a rodar el balón.
Fue Cruzeiro el que generó la primera intentona de llegada antes de que se completara siquiera el primer minuto de juego. Pero fue una situación aislada, porque desde ahí fue Cerro el que comenzó a crear las jugadas más claras.
El azulgrana encontró en la velocidad de los Romero, Ángel y Óscar, su herramienta más importante para generarle molestias a la defensa brasileña.
Con su velocidad, viveza y agilidad, los mellizos se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza para los defensores del Cruzeiro.
Y comenzaron a llegar las oportunidades. Pero así como llegaban, eran desperdiciadas por los hombres de ofensiva del Ciclón.
Un poco más de suerte y puntería hacía falta. Sumado eso al buen trabajo de Fabio bajo los tres palos para evitar que las chances fueran aprovechadas.
Tras una gran primera media hora, Cerro fue bajando la intensidad sobre el final del primer tiempo.
Los primeros 45 minutos pasaron con el marcador en blanco y con Cerro cada vez más cerca de la siguiente fase.
En la complementaria, el guión cambió por completo.
Fueron los brasileños los que salieron a buscar con mayor intensidad.
Cerro perdió la claridad en el mediocampo y se le hacía extremadamente difícil pasar de la función defensiva al ataque. Y cuando conseguia alguna jugada profunda gracias al pique de alguno de los Romero, en el medio no había quien acompañara para tratar de enviar el balón al arco.
Cruzeiro comenzó a generar llegadas cada vez más claras, mientras los nervios comenzaron a crecer en filas azulgranas.
Pero el cronómetro seguía su paso firme y los brasileños tampoco conseguían aprovechar.
Parecía que la esperanza azulgrana iba en aumento cuando en el minuto 77 Bruno Rodrigo vio la segunda amarilla y dejó al equipo brasileño con un hombre menos.
Sin embargo, Cruzeiro no sacó el pie del acelerador consciente de que el marcador en blanco convenía más a los paraguayos.
Hasta que llegó el minuto 80 cuando un centro largo de pelota parada encontró a Dedé bien ubicado para conectar el cabezazo y poner el 0-1 para la visita.
Cerro quiso reaccionar, pero todo se le hacía demasiado difícil.
Para completar la dramática, el uruguayo Matías Corujo vería la tarjeta roja en el minuto 87 tras una reacción contra un jugador rival.
En el epílogo del encuentro, Dagoberto se encargaría de poner el 0-2 con un potente remate tras un pase profundo. Corrían 93 minutos y el destino ya estaba sellado.
Mientras se preparaban para reinicar el juego, algunos gestos del banquillo visitante generó molestias entre los componentes del equipo azulgrana y se generó una escaramuza que no pasó a mayores.
Cerro Porteño cayó derrotado 0-2 ante el Cruzeiro y quedó eliminado de la Copa Libertadores. El Ciclón no aprovechó sus chances y terminó pagando. Punto final para el sueño azulgrana.