Con el triunfo ante Ecuador, volvió la ambición de reconquistar el trono perdido.
Pasado el éxtasis pasional del 20 de agosto, cuando el Maracaná pudo por fin vestir de dorado a la ’canarinha’ en los Juegos, era el turno de los mayores, y de Tite. El nuevo seleccionador había seguido muy de cerca la gesta olímpica -dirigida por el técnico de las categorías de base, Rogerio Micale-, pero todavía no había saltado al gramado.
El estreno no pintaba fácil: fuera de los puestos con acceso al Mundial-2018 (con los raquíticos dos triunfos, tres empates y una derrota de la era Dunga) y Ecuador enfrente, el colíder de la clasificatoria sudmericana.
Y no pudo salirle mejor. De la goleada en Quito (3-0), Tite se llevó no sólo una importantísima victoria que pone a Brasil quinta, en puestos de repechaje para Rusia, sino a un Neymar recuperado para la causa y el despertar de un diamante en bruto, el joven Gabriel Jesús.
Con apenas 19 años, el futuro jugador del Manchester City de Guardiola enloqueció con su movilidad por la izquierda a la defensa ecuatoriana, provocó un penal y marcó un gol (y el tercero una acción suya que Ayoví desvió a propia puerta) en el día de su debut con la selección absoluta.
Tras los decepcionantes intentos de Dunga, por fin la Seleçao encontró a su 9 en la última joya del fútbol brasileño, un páramo desde la explosión de Neymar.
“Lo que ocurrió hoy fue buenísimo, no tengo palabras para describirlo. Yo, que hace tres años estaba jugando en campos de tierra y hoy estoy defendiendo a la selección principal, pude debutar y marcando un gol. Estoy bastante contento”, afirmó el todavía delantero del Palmeiras, que se incorporará al City en enero.
¿Resucitó la ’Seleçao’?
La noche soñada de Tite, sin embargo, tardó en iluminarse haciendo temer un regreso de los fantasmas del pasado. Pese al resultado final, Brasil no consiguió abrir el marcador en la primera mitad con un Neymar discreto y el equipo pagando caro tanto los 2.850 metros de la altura de Quito como los embistes del ataque ecuatoriano.
“Fue difícil, el primer tiempo fue bravo. En el segundo tiempo, ellos se cansaron más porque tuvimos más posesión del balón y eso ayudó mucho en el final. Pero el resultado no dice lo que fue el partido”, valoró el lateral del Real Madrid Marcelo en declaraciones a la cadena Sport TV.
Fue en los últimos 20 minutos cuando se soltó la ’canarinha’ y convirtió lo que se encaminaba hacia un pálido empate en una fiesta de bienvenida.
Con el gol de penal de Neymar en el 71, Brasil, Tite y la propia estrella del Barça, que no marcaba en un partido oficial con la selección absoluta desde hacía un año, se sacaron un peso de encima. Cinco minutos después vendría la expulsión del ecuatoriano Paredes, abriendo paso a los dos tantos de Gabriel Jesús que resolvieron el partido.
Una inyección de moral que permite a Brasil llegar con fuerza al duelo del próximo martes contra la peligrosa Colombia, que viene de tres triunfos consecutivos y es un rival directo en la lucha por la clasificación.
Aunque Tite, que confesó haber llorado al llamar a su esposa tras el partido, no quería pensarlo todavía.
“Tenemos los pies en el suelo, no estoy eufórico. Pero necesitamos tener coraje para disfrutar del momento. Quiero hacer eso y valorar a los jugadores y su actuación. Sólo después de disfrutarlo proyectaremos la continuación”, valoró el técnico en rueda de prensa.
No hay crisis tan profundas como la que hundió Brasil que se solucionen en dos semanas, y al seleccionador todavía le quedan muchas pruebas por delante.
Pero el país del ’futebol’ ya coquetea de nuevo con una ilusión que muchos pensaban cosa del pasado, cuando la pentacampeona mundial dominaba a su antojo el deporte que respira.
“Decir que el campeón volvió sería ufanarse exageradamente. Pero que dio señales de que puede estar volviendo, no. La CBF (1/8)Confederación Brasileña de Fútbol(3/8) demoró dos años en descubrir lo obvio: el hombre es Tite y no Dunga”, escribió el veterano comentarista deportivo Juca Kfouri en su blog de UOL.
El próximo examen, el martes frente a James y compañía.