El técnico, que aterrizó como sustituto de Edgardo Bauza como un salvador, como el hombre exitoso que devolvería la gloria a su país, se acabó estrellando, con rumores de presuntas discusiones con sus futbolistas y con unos aficionados con lo silbaron en sus últimos encuentros como seleccionador.
Sampaoli se convirtió en el técnico de Argentina el 1 de junio de 2017, con un contrato por cinco temporadas. Dejaba el Sevilla y llegaba con el título de la Copa América de 2015 como técnico de Chile debajo del brazo.
De la escuela de Marcelo Bielsa, con un estilo de juego revolucionario y un palmarés a la altura, Sampaoli parecía el indicado para devolver la gloria a un equipo que no levanta un título desde la Copa América de 1993.
Tras un inicio complicado, y la clasificación al Mundial en la última fecha de las eliminatorias sudamericanas con una tripleta de Lionel Messi ante Ecuador en Quito, Rusia 2018 parecía el lugar perfecto para cambiar el rumbo de una escuadra con poco fútbol, escasas ideas y demasiado dependientes de “La Pulga”.
Pero todo se torció desde el principio.
“Que diga lo que quiera”
Luego de una preparación atípica, con un solo encuentro amistoso previo al torneo (4-0 ante Haití), Argentina se topó con la realidad muy temprano, con un sorprendente empate 1-1 ante Islandia en su estreno en el Grupo D.
Las dudas se instalaron en la selección. Lionel Messi había errado un penal en la segunda mitad, el equipo no había lucido y su debut no era el esperado.
“Creo que jugando así, Sampaoli no puede volver a Argentina, es una vergüenza (...) Se acabó el verso”, dijo entonces Diego Maradona en su programa “De La Mano Del Diez”, para la cadena venezolana Telesur.
Contra Croacia llegó la hecatombe. Los sudamericanos cayeron 0-3 y quedaron al borde de la eliminación a las primeras de cambio, lo que provocó un terremoto en las entrañas de una formación acostumbrada a la autocombustión.
“Que diga lo que quiera”, señaló un enfadado Sergio Agüero en la zona mixta tras la contienda, preguntado por una frase de Sampaoli en la que había asegurado que “el proyecto fracasó”, en referencia al partido. El “Kun” lo interpretó de otra manera y explotó, abandonando el área muy enojado.
A partir de ahí, rumores de rebelión, una charla interna entre los futbolistas y el cuerpo técnico y una reunión entre Sampaoli y el presidente de la AFA, Claudio Tapia, para ratificarlo en el cargo entre cantos de destitución.
Argentina ganó unos días después a Nigeria (2-1), avanzó a octavos con “los históricos” sobre el terreno de juego y las aguas se templaron.
Pero los aficionados ya lo habían sentenciado. Frente a los africanos le dedicaron una atronadora silbatina y su popularidad estaba por los suelos.
Este sábado, frente a Francia, se consumó la tragedia. En el último Mundial para muchos de sus integrantes y el interrogante de qué hará Lionel Messi a sus 31 años, Argentina se despidió de Rusia en octavos perdiendo 4-3.
Con Sampaoli no llegaron los resultados ni tampoco el buen juego prometido. Y con cuatro años aún de contrato y el equipo más veterano del Mundial, se abren todas las posibilidades de cara al futuro.