Edgardo Bauza buscará revivir a Argentina

BUENOS AIRES. Ganador de dos Copas Libertadores, cultor de “lo posible” y socialista, Edgardo Bauza es el elegido como nuevo entrenador de la selección argentina tras la salida de Gerardo Martino y con la clara misión que Lionel Messi vuelva al equipo.

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Bauza, de 58 años, es el “técnico posible” a partir de las negativas de Diego Simeone, que sigue en el Atlético de Madrid, Jorge Sampaoli, que quería asumir pero el Sevilla de España no le ha dejado; Marcelo ’El Loco’ Bielsa, que afirmó que “no era el momento” de volver a dirigir la selección y Mauricio Pochettino, que no dejará al Tottenham de Inglaterra.

Delgado, alto y con aspecto de tanguero rioplatense, el hasta ahora DT del Sao Paulo fue el entrenador que iluminó con la primera Copa Libertadores de América de su historia a dos instituciones de dos naciones distintas.

En Ecuador, rompió los pronósticos al frente de Liga de Quito, en el 2008, mientras que en Argentina llevó a la gloria al San Lorenzo, en el 2014.

Ahora, para asumir en Argentina, dejó al poderoso Sao Paulo de Brasil, al que acababa de llevar hasta las semifinales de la Libertadores.

Bauza será, desde ahora, el encargado de iniciar el operativo para propiciar el retorno del astro del FC Barcelona Lionel Messi a la selección argentina, luego de su renuncia pública tras la derrota en la Copa América Centenario ante Chile, que dejó al país muy conmocionado.

“El secreto está en lo que transmitimos, de qué forma lo hacemos y si podemos convencer a los jugadores”, sostuvo hace dos semanas tras conversar con el nuevo presidente interino de la Asociación del Fútbol Argentinao (AFA) , Armando Pérez.

El flamante técnico de Argentina nació en Granadero Baigorria, un pueblo de 43.000 habitantes en la provincia de Santa Fe, a 300 kilómetros de Buenos Aires, el 26 de enero de 1958. Lo apodaron “Patón” por el tamaño de sus pies, para los que, de niño, no encontraba calzado que no le fuera chico.

A los 13 años, el joven “Patón” decidió probarse como futbolista en Rosario Central, el club de sus amores y paradójicamente máximo rival de Newell’s, la ’casa’ de Messi. Fue en Central el primer lugar donde Bauza sacó a relucir aquella capacidad para hacer arte con “lo posible”.

“En la prueba éramos 500 y el técnico formaba los equipos en un cuaderno. ’Que se paren los arqueros’, pedía, y tomaba los datos. Yo jugaba de cinco y, cuando pidieron ese puesto, se pararon 50 chicos. Me quedé en silencio y cuando pidieron por los seis, como hubo muy pocos, me anoté”, contaría años después, en una maestría sobre adaptación.

En su juventud Bauza tuvo un pasado de activista político en el Partido Socialista argentino y hasta llegó a ser concejal en los años 1980 en Granadero Baigorria.

“Mis ideas siguen siendo socialistas, aunque soy consciente de que el mundo cambió. Hoy, el único carrilero por izquierda que queda es Fidel Castro; todos los demás, cuando hay un penal, lo patean de derecha”, dijo hace poco.

Su carrera como futbolista lo enmarcó como un defensor central de fuerte presencia y vocación ofensiva, lo que lo llevó a ser uno de los cuatro zagueros más goleadores de la historia, con 108 tantos, sólo superado por el holandés Ronald Koeman (193), el argentino Daniel Passarella (134) y el español Fernando Hierro (110) .

Además de Rosario Central, jugó en Independiente de Avellaneda, Junior de Barranquilla (Colombia) y Tiburones de Veracruz (México). También integró el plantel argentino subcampeón del mundo en el Mundial de Italia-1990.

Como entrenador, Bauza también comenzó en Rosario Central, donde obtuvo el subcampeonato en la Copa Conmebol-1999, y luego pasó a dirigir a Vélez Sarsfield y a Colón de Santa Fe, clubes en los que no obtuvo los resultados esperados.

Posteriormente, salió de Argentina y tomó el mando del peruano Sporting Cristal, en 2004, desde donde saltó a la Liga de Quito, lugar en el que consiguió cuatro títulos: el campeonato local en 2007 y 2010, la Copa Libertadores en 2008 y la Recopa Sudamericana 2010.

Finalmente, pasó por San Lorenzo, donde consiguió la Copa Libertadores 2014 y, hasta hoy, era entrenador del Sao Paulo, donde tuvo una campaña irregular.

“El fútbol me atrapó desde muy chico”, dijo al afirmar que incluso cuando acompañaba a sus amigos al bar se volvía a dormir a las diez. “Ojo, no reniego de eso, el fútbol me dio todo. Nunca fui un jugador dotado y en mi carrera logré cosas impensadas”.

El “técnico posible”, ese que consiguió casi todo con casi nada, vivirá desde ahora el mejor reto de su carrera. Parece no haber sueños chicos para sus grandes pisadas.

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