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Hugo Talavera era el capitán de aquella selección que acababa de eliminar a Brasil en semifinales y se aprestaba a jugar el primer partido final del Sudamericano frente al seleccionado chileno, en Asunción.
“El Tala” fue el portavoz del plantel seleccionado, que pedía un aumento sustancial en el premio estipulado por la obtención del título de campeón y por ese motivo fue catalogado de “cabecilla” y separado del combinado nacional, creándose una crisis de enormes proporciones.
Como Talavera se venía recuperando de una lesión muscular que lo sacó del partido, de revancha, contra los brasileños (2-2). Los integrantes del departamento de fútbol del seleccionado no tuvieron una mejor idea, al día siguiente de la determinación, de justificar ante los medios de prensa que el alejamiento del jugador se debía a causa de la lesión. Así era el manejo en ese entonces del seleccionado, con total aire de irresponsabilidad.
Por fortuna Paraguay pudo superar a Chile, en tres partidos y se proclamó campeón de la Copa América de 1979.