Fred abrió el marcador a los 2 minutos de juego. Aumentó Neymar a los 44 y otra vez Fred puso el tercero recién iniciado el complemento a los 48 minutos.
Era un día para la historia: el 30 de junio de 2002, Luiz Felipe Scolari ganó el quinto título mundial de Brasil en Corea-Japón. Once años después, el mismo técnico conquistó la cuarta Confederaciones, tercera consecutiva, y se colocó con legitimidad la camiseta de favorito al Mundial del próximo año.
Scolari reasumió el equipo a finales del año que pasado y comenzó a armar el equipo hoy ganador. No en vano es llamado el técnico “especialista” en armar selecciones triunfadoras.
El resultado rompió además un invicto de tres años y 29 partidos oficiales sin conocer la derrota. Su último revés fue ante Suiza 1-0, el 16 de junio de 2010, en el primer partido del Mundial de Sudáfrica, en el que se consagró campeón.
La ’Furia’, que ganó la última Eurocopa, llegó a Brasil como el gran favorito del torneo.
Desde el pitazo inicial las instrucciones de ’Felipao’ se cumplieron al pie de la letra: aprovechar la condición de local y presionar con todo los primeros minutos. Y así llegó el primer gol, temprano a los 2, cuando los de Vicente del Bosque, contra las cuerdas, no habían siquiera podido acomodar su juego.
El cansancio de la sudada victoria frente a Italia en la semifinal (7-6 en penales tras 0-0 en 120 minutos) en la calurosa y húmeda Fortaleza (noreste) pasó factura.
Hulk centró al área, Fred y Neymar pelearon la pelota con Piqué y Arbeloa y cuando se pensaba la jugada había acabado, el ’10’ tocó atrás para el “hombre gol” que caído en el gramado remató al arco de Íker Casillas, que nada pudo hacer.
Los 73.531 hinchas en el Maracaná, que desde la propia interpretación del himno nacional demostró que jugarían bien su papel de jugador ’12’, rompieron sus gargantas con cada gol, reclamaron con furia cada falta y corearon los nombres de los héroes del partido.
El juego de Brasil fue calmado e inteligente, intercalando intensidad con defensa.
Neymar, nuevamente elegido el hombre del partido, fue brillante, Oscar inteligente, Hulk fuerte, Fred oportuno y David Luiz impenetrable. España irreconocible.
La zaga española tuvo problemas para frenar al ’menino’ Neymar, que salía con fuerza por la izquierda y el medio.
’La Roja’ trataba de organizar su ’tiqui taca’ con toques cortos, pero eran desarmados por la zaga ’amarelinha’.
En el primer tiempo, pocas fueron las amenazas reales de campeón mundial.
Una de Andrés Iniesta, arriesgando desde fuera del área a los guantes de Julio César y otra de Fernando Torres que cabeceó desviado un cobro desde un tiro de esquina.
Y luego David Luiz reescribió la historia. El 1-1 estaba cantado. Pedro quedó solo en el área y consiguió dominar a Julio Cesar, pero de la nada apareció el ’4’ auriverde al rescate con un patadón que la mandó fuera del campo por la línea de meta.
Y ahí vino el segundo de la noche, un golazo de Neymar.
El ’10’ había tocado para Oscar, que acorralado por la zaga ibérica, se la regresó para invadir el área y mandar un potente zurdazo alto que perforó la red.
Segundo tiempo y misma estrategia: dos minutos después del silbato llegó el 3-0 que sentenciaba la goleada.
Hulk centró por la izquierda a Neymar, que la cedió a Fred para que con clase la empujó a la esquina derecha del arco.
Fred se colocó como artillero global del equipo con nueve tantos, seguido por Neymar con siete.
El descuento estuvo en los pies de Sergio Ramos que erró un cobro de penal -desviado a la izquierda- tras falta en el área de Marcelo sobre Jesús Navas. No era la noche de España.
Y como si fuera poco, una falta de Gerard Piqué sobre Neymar le costó una roja directa. El público coreaba mientras salía el nombre de su novia Shakira, presente en el Maracaná.
Entre los ’olés’, el himno nacional y canciones típicas del carnaval fueron coreadas desde las tribunas para motivar a sus jugadores. El ’12’ lo hizo bien.
Y así sonó el silbato final y la celebración en el Maracaná. España se quedó sin el único título que le falta. ¿Algo bueno? Quizás, si se cree en brujas, es que podrá evitar la presunta maldición de que quien gana la Confederaciones, pierde el Mundial.