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Desde limpiar vidrios hasta hacer malabares y vender baratijas, arriesgando sus vidas y exponiéndose al hostil y peligroso ambiente callejero.
Las imágenes retratan la situación de los pequeños que, prácticamente, viven en el semáforo de la avenida Sudamericana y General Aquino, de Luque. El lugar es frecuentado todos los días por más de media docena de niños y niñas (algunos de ellos son nativos), que utilizan la angosta acera del paseo central para pedir monedas a los conductores, jugar en el pavimento y limpiar vidrios, hasta altas horas de la noche.
Aunque la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia haya habilitado el sistema "S.O.S. Calle" para informar sobre la presencia de niños durmiendo en las calles de Asunción, durante los días de invierno, lo cierto es que la realidad está expuesta a los ojos de todo el mundo. Los responsables de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños saben los lugares donde se encuentran los menores indigentes, no hace falta llamar y avisarles por teléfono. Basta con pasar por Madame Lynch y Autopista o Aviadores del Chaco y Santísima Trinidad. En estos lugares, las condiciones de los niños de la calle es triste y lamentable.
El Gobierno debe invertir más fondos en este sector de la población, por ser el más vulnerable, y debe generarse políticas serias y efectivas para la atención a los niños desamparados, cuyo sombrío futuro va extinguiéndose entre el ruido y el humo indiferente de la avenida.
Felipe Méndez
Las imágenes retratan la situación de los pequeños que, prácticamente, viven en el semáforo de la avenida Sudamericana y General Aquino, de Luque. El lugar es frecuentado todos los días por más de media docena de niños y niñas (algunos de ellos son nativos), que utilizan la angosta acera del paseo central para pedir monedas a los conductores, jugar en el pavimento y limpiar vidrios, hasta altas horas de la noche.
Aunque la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia haya habilitado el sistema "S.O.S. Calle" para informar sobre la presencia de niños durmiendo en las calles de Asunción, durante los días de invierno, lo cierto es que la realidad está expuesta a los ojos de todo el mundo. Los responsables de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños saben los lugares donde se encuentran los menores indigentes, no hace falta llamar y avisarles por teléfono. Basta con pasar por Madame Lynch y Autopista o Aviadores del Chaco y Santísima Trinidad. En estos lugares, las condiciones de los niños de la calle es triste y lamentable.
El Gobierno debe invertir más fondos en este sector de la población, por ser el más vulnerable, y debe generarse políticas serias y efectivas para la atención a los niños desamparados, cuyo sombrío futuro va extinguiéndose entre el ruido y el humo indiferente de la avenida.
Felipe Méndez