Cargando...
Tendrán toda la razón del mundo, pero lo más indignante es que teníamos un bebé de un añito que tenía que operarse en Santaní y estuvimos varados ahí por siete horas bajo el sol dentro de la camioneta, y no nos dejaron pasar.
Para colmo había una patrullera con 4 oficiales de la Policía Nacional y no hicieron nada.
Luego tuve que volver y salir por Curuguaty, que está a más de 150 km. Di toda la vuelta para volver a Asunción y presté plata para mi combustible.
Es una vergüenza cómo el Gobierno le enseña a estas personas que no hace falta que trabajen sino que cierren rutas nomás. Les están instruyendo al mendigaje y conseguir todo de arriba nomás. Me tomé verbalmente con el dirigente campesino, un tal Virginio Vera, porque les dije que tienen que trabajar, que son unos haraganes y no dejan trabajar a otros porque había unos 10 camiones sesameros y sojeros, además de dos colectivos de línea. Se portaron muy violentos; tuvimos que virar y volver.
Soy misionero de una iglesia y viajamos cada 15 días a una comunidad indígena para apoyar y llevar útiles y víveres a la misma.
En Ara Verá están un profesor y otra persona que ayuda con los cultivos. Es un trabajo voluntario y la iglesia tomó el desafío porque es un pueblo olvidado por el Estado y el MEC.
Ahora, después de esto, no sé si volvamos.
Es mentira lo del pozo, todo está politizado. Es una vergüenza, y esos policías, ay, en su patrullera polarizada, te da rabia.
Santiago Jourdan