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Homer, ex abogado de Hollywood que dejó el derecho para estudiar biología en Stanford, está convencido que hizo historia: en un "abrir y cerrar de ojos" puede remover el pigmento de un ojo negro o castaño, que así se aclara gradualmente hasta quedar azul. Los experimentos, que realizó primero en animales, después en cadáveres y por último en pacientes vivos, fueron conducidos en México porque allí las normas que regulan los tests médicos son menos severas que en Estados Unidos.
Ahora Homer busca obtener inversiones por 750.000 dólares para proseguir adelante. Sin embargo, otros expertos están desconcertados, porque es una convicción común que destruir el pigmento de los ojos puede dañarlos si se permite que entre demasiada luz en la pupila.
"El pigmento está ahí por una razón. El riesgo, al final, es ver doble o con reflejos móviles", advirtió Larry Benjamin, del Hospital Stoke Mandeville de Gran Bretaña. El proceso preparado por Homer prevé un sistema de escaneo computarizado que fotografía el iris y define las áreas a "tratar".
El láser llega a un punto del iris por vez, y una vez terminado el proceso, que sólo dura 20 segundos, debe ser repetido.
"El láser remueve el pigmento sobre la superficie del iris. Usamos dos frecuencias que son absorbidas completamente por el pigmento oscuro, así no hay riesgo de dañar el resto del ojo", explicó el creador del procedimiento a la cadena británica BBC. El láser calienta y cambia la estructura de las células del pigmento, por lo que el organismo, al reconocer la presencia de tejido dañado, introduce una proteína que a su vez acciona un mecanismo que "digiere el tejido a nivel molecular", añadió.
Tras la primera semana de terapia, el color de los ojos parece más oscuro que antes, pero cuando comienza el proceso de "digestión", en tres semanas el iris comienza a verse azul. El tratamiento es irreversible porque el pigmento no se regenera.
Ahora Homer busca obtener inversiones por 750.000 dólares para proseguir adelante. Sin embargo, otros expertos están desconcertados, porque es una convicción común que destruir el pigmento de los ojos puede dañarlos si se permite que entre demasiada luz en la pupila.
"El pigmento está ahí por una razón. El riesgo, al final, es ver doble o con reflejos móviles", advirtió Larry Benjamin, del Hospital Stoke Mandeville de Gran Bretaña. El proceso preparado por Homer prevé un sistema de escaneo computarizado que fotografía el iris y define las áreas a "tratar".
El láser llega a un punto del iris por vez, y una vez terminado el proceso, que sólo dura 20 segundos, debe ser repetido.
"El láser remueve el pigmento sobre la superficie del iris. Usamos dos frecuencias que son absorbidas completamente por el pigmento oscuro, así no hay riesgo de dañar el resto del ojo", explicó el creador del procedimiento a la cadena británica BBC. El láser calienta y cambia la estructura de las células del pigmento, por lo que el organismo, al reconocer la presencia de tejido dañado, introduce una proteína que a su vez acciona un mecanismo que "digiere el tejido a nivel molecular", añadió.
Tras la primera semana de terapia, el color de los ojos parece más oscuro que antes, pero cuando comienza el proceso de "digestión", en tres semanas el iris comienza a verse azul. El tratamiento es irreversible porque el pigmento no se regenera.