La infraestructura que sustenta la red demanda un dos por ciento de la electricidad consumida en el planeta, según un estudio de la Universidad de Berkeley, y la organización ecologista Greepeace alerta de que la expansión de lo “online” no es gratuita, al menos en términos medioambientales.
En su informe de 2012 “¿Cómo de limpia es tu nube?”, Greenpeace indicó que Apple obtiene más de un 55 por ciento de la energía que utiliza de combustibles fósiles, porcentaje que duplica el de Google (28 %) y es notablemente superior al de Microsoft y Facebook (39%).
La sospecha de que Apple estaba jugando sucio hizo que sus ejecutivos respondieran de forma tajante a los ecologistas, a los que acusaron de ser poco rigurosos con su investigación al tiempo que insistieron en que su centro de datos de Oregón funciona únicamente con energía renovable.
La conciencia medioambiental está presente en la responsabilidad social corporativa de las grandes empresas de Silicon Valey. Recientemente Google y Facebook anunciaron sendos centros de datos sostenibles, ambos en el norte de Europa.
La empresa del buscador de internet y el sistema operativo Android se comprometió a financiar la construcción de una planta de energía eólica en Suecia cuya producción irá destinada durante 10 años a permitir el funcionamiento de un centro de datos de Google en Finlandia.
En el norte de Suecia, cerca de Finlandia, Facebook estrenó en junio “uno de los centros de datos más eficientes y sostenibles del mundo”, según publicó en un comunicado.
La instalación de la red social se alimenta de energía hidroeléctrica.
Los países nórdicos europeos se han convertido en uno de los destinos más populares para la implantación de centros de datos dadas sus condiciones climáticas.
El aire frío proveniente de regiones polares se utiliza como refrigerante natural para enfriar los miles de ordenadores conectados en red y permanentemente encendidos que realizan las operaciones de los usuarios en la nube, desde enviar correos electrónicos, hasta reproducir vídeos o almacenar archivos. Pero el desafío de los centros de datos, más allá de evitar que se calienten sus procesadores, es de gestión.
Un análisis sobre eficiencia energética encargado a la consultora McKinsey & Company por el diario The New York Times concluyó que solo entre un 6 y un 12 por ciento de la electricidad gastada por los centros de datos se empleaba en operaciones de computación, el resto se perdía en mantener los aparatos encendidos por si acaso.
Las compañías tienen sus equipos funcionando aunque no estén realizando un trabajo para que estén listos por si surgiera alguna subida repentina de actividad en la red.
Un simposio organizado por Google el 6 de junio con el título de “¿Cómo de 'verde' es Internet?” constató el despilfarro energético inherente al crecimiento del uso de la red donde ninguna empresa quiere ver cómo su servidor deja de funcionar por un fallo eléctrico o por falta de capacidad para afrontar una mayor demanda de uso.
En ese camino hacia la eficiencia se originará, según los expertos, una concentración de los centros de datos que serán más grandes y más prácticos desde el punto de vista energético al funcionar como una economía de escala.
En la conferencia IEEE de este año en Denver (Colorado) sobre tecnologías limpias Microsoft apuntó otra fórmula para controlar cómo su estudio del comportamiento del mercado de la electricidad les había permitido optimizar el uso de sus centros de datos.
“Este análisis nos puede ayudar a determinar el mejor momento para realizar la computación que consume más energía, de esta forma podemos retrasarla a momentos en los que el sistema eléctrico esté siendo alimentado por fuentes renovables”, explicó Josh Henretig, responsable de Estrategia de Medioambiental de Microsoft.