Redes Sociales: El poder de generar patriotismo

En tiempos en que las personas interactuamos ya no solamente desde la inmediatez del contacto físico; se han abierto nuevas puertas.

Cargando...

"Para saber quiénes somos tenemos que comprender cómo estamos conectados" (James Fowler).

 

Todos estamos conectados. Eso lo sabemos. Las informaciones nos llegan a la velocidad de un clic, de un post, de un tweet. Rehusar de esas vías en los tiempos modernos implicaría no menos que restar un alto grado de relacionamiento, de alfabetización, de profesionalismo.

La tecnología conspira a nuestro favor en la medida en que estemos preparados para tenderle la mano. Todo esto lo sabemos, quizás no lo aprovechemos. O no lo sepamos utilizar en la medida exacta.

La fuerza de un sentimiento, idea o pensamiento materializado a través de una red social determinada tiene mucha más fuerza de lo que pensamos al compartirla. Aunque no siempre alcance a liderar el protagonismo que logró por estos días una locutora radial paraguaya, que celebraba la supuesta censura –luego negada– al idioma guaraní por parte del nuevo asesor de prensa de Canal 9.

"Si es cierto lo del guaraní y el SNT aplaudo totalmente! Basta de mandioca. Excelente". "Aplaudo que prohíban el guaraní. Excelente para combatir la ignorancia y todo lo malo de Paraguay", eran algunos de los tweets que la locutora Carmiña Masi (desconocida, hasta hace unos días) compartía en el microblogging el pasado 12 de abril. Tales enunciados –después de varios días en línea– han sido eliminados por Masi, luego del generalizado repudio de los defensores de nuestra lengua materna.

La respuesta fue inmediata, y las repercusiones también.

Los usuarios del mundo de los 140 caracteres dieron lugar a una revolución inmediata, espontánea, nunca antes vista a nivel local en dicha plataforma. Los agravios en contra de la paraguaya se fueron sumando a través de la etiqueta #masiguaraní; dando lugar a burlas, chistes e injurias. Pero también al debate, reflexiones, pensamientos.

La defensa por el vigente bilingüismo paraguayo se hizo presente y llegó a otras esferas. En Facebook, son más de 13.000 los compatriotas de todo el mundo que siguen repudiando sus declaraciones. El número de "seguidores" de @CarmiMasi supera en la actualidad los 1,700; quienes luego fueron testigos de una tardía y poco convincente disculpa, dos días después, a posteriori de la reacción de organizaciones internacionales que hicieron expresa una posible demanda por discriminación y racismo; además de la crítica generalizada de destacados lingüistas y el retiro de los auspicios a su programa radial por parte de una empresa de telefonía celular.

La emisora de la que forma parte emitió un comunicado en el cual rechaza y reprocha las expresiones de la susodicha, "tanto en su forma como en su fondo", si bien destaca su libertad de expresión en sus cuentas personales.

Nada de esto hubiera ocurrido sin la previa "viralización" de los tweets señalados, a partir de los retweets de los diferentes usuarios. 

 

¿Cómo se explica tal fenómeno que, aunque vio su nacimiento en el microblogging, supo irrumpir a otras esferas generando consecuencias negativas para la comunicadora y denotando la cohesión de las masas por la defensa del guaraní?

 

Desde los Estados Unidos encontramos estudios científicos que explicarían tal revolución, a partir de los estudios de James Fowler, especialista en Redes Sociales por la Universidad de California.

En principio, el investigador sostiene que si cada uno de nosotros fuéramos conscientes de que nuestras acciones y actitudes influyen a miles de personas cada día, nos detendríamos más antes de tomar una decisión o de adoptar un comportamiento.

En una entrevista realizada por Eduard Punset, abogado, escritor, economista y divulgador científico español, Fowler sostiene que nos emocionamos mucho más con aquellas personas con quienes estamos conectados socialmente. "No solo se difunden cosas buenas en las redes sociales, sino que también pueden haber cosas malas. Puedes sentir emociones muy fuertes e influir a tus amigos hasta el punto de que lleguen a matar a algunos amigos; y en las redes sociales existe el efecto multiplicador", señala.

Tal fenómeno es conceptuado como "el poder del superorganismo", el cual está formado por todos los seres humanos del planeta conectados mucho más profundamente de lo que creemos. Y el efecto 2.0 es, así, multiplicador.

 

Esta teoría estructura dos tipos de redes bien definidas: las redes que constituimos con un objetivo concreto -como ser, educativo o laboral–; así como las redes que surgen de forma natural; aquellas que surgen como consecuencia de nuestros actos independientes –tal es el caso Masi– formados espontáneamente a partir de la reacción social virtual, que pasa a ser la real desde su misma conformación de seres humanos.

 

Lo interesante, según señala Fowler, es que este último caso manifiesta la misma realidad de las redes sociales que hemos creado con objetivos concretos. Una de esas propiedades es el ejemplo de la difusión de noticias o información general, a través de la que gran numero de personas se enteran de algo rápidamente. La información que se genera se difunde a partir de tres o cuatro amigos; y luego fluirá de forma natural hasta personas que jamás llegaremos a conocer.

 

La teoría que sirvió a Fowler de sostén ha sido la de los "niveles de separación", la cual sostiene que existen seis niveles básicos de separación. Esta tesis fue iniciada en los años '60 de la mano de Stanley Newman, quien tuvo curiosidad por saber cuántos grados teníamos que superar para establecer una serie de conexiones fuertes entre un lugar donde uno se encuentra y otro; hasta llegar a distintos lugares del mundo. Es decir, conectar amigos, y amigos de amigos –y así, sucesivamente– para que todo el mundo supiera la información.

 

Tal estudio concluyó que entre dos personas que habitan en el planeta, existe como máximo seis grados de separación. Por tanto, entre A y B se puede trazar una cadena de conocidos de no más de cinco intermediarios.

 

Es por ello que puede producirse el contagio de cosas buenas –altruismo, patriotismo, esperanza, felicidad–; así como malas –delincuencia, tabaquismo, obesidad, depresión–, las cuales podrán ser transmitidas en las redes sociales con hasta 3 grados de influencia.

 

A partir de estos estudios podemos analizar con detenimiento acerca del funcionamiento concreto de las redes sociales y ver cómo lo que afecta a una sola persona puede afectar también a los demás, instalarse en la memoria colectiva y superar las barreras del tiempo.

 

Es así que en el caso Masi, a partir aquellos conceptos de Newman y las nuevas teorías de Fowler, encontramos el cúmulo de conexiones que nos permite concluir que cada hecho, expresión, acción u omisión podría afectar drásticamente nuestras vidas y la de los demás.

 

Dependerá de nosotros convertir el repudio generalizado en tolerancia, y la ignorancia cultural –no exclusiva de Masi– en un patriotismo que valore sus raíces, su lengua, su identidad; para poder desdoblarnos en una Nación rica en autoestima y dignidad generacional.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...